Pros y contras de la extravagancia argentina

Hay una idea instalada de modo casi irreversible y sin excepciones entre los empresarios locales: la Argentina es un país extravagante y de valores trastocados, donde fracasan decisiones consideradas óptimas en otras partes del mundo. Esta noción expone una batalla cultural que el establishment perdió hace tiempo y por paliza. Aquí, por ejemplo, la creación de riqueza no suele representar un rasgo positivo sino todo lo contrario. Entonces, a diferencia de lo que pasa en naciones como Brasil, las cámaras corporativas esconden con frecuencia sus intereses detrás de objetivos filantrópicos inverosímiles. Ganar plata es un tabú. Desactivar este prejuicio se ha convertido últimamente en el principal desafío de un equipo económico que, restaurado ayer el frente externo con el pago a los holdouts, espera que una ola interna de inversiones genuinas le permita al país por fin despegar en el segundo semestre. La misión empieza en casa: consiste en romper esa inercia que, por alguna razón, y acaso contra la propia autoestima, le impide al hombre de negocios argentino creer que una administración con ideas de lógica económica afín a las que predica pueda tener algún éxito.

Desde esa óptica, hasta el kirchnerismo toma al Presidente con mayor seriedad: le teme. Las corporaciones suelen disfrazar esta desconfianza de varias maneras, como prometer que invertirán una vez que se aplique un "programa monetario consistente" o se "reduzca el déficit fiscal". Pero el trasfondo de todo es en realidad siempre el mismo: lo que le reclaman al Gobierno es gobernabilidad. En la Argentina, terminar el mandato se ha convertido de por sí en un valor. Por eso con el peronismo, que habla otro lenguaje, los hombres de negocios suelen ponerse menos exigentes. Mauricio Macri sabe todo esto desde la campaña electoral. Porque en el fondo es uno de ellos, porque vio a la mayoría apostar en todo sentido por Scioli y porque solía irritarse cada vez que, en visitas a cámaras empresariales, lo apabullaban con consejos políticos. No por nada su círculo les enrostra, ante cada nueva objeción, que llegaron a la Casa Rosada desoyendo la sugerencia de aliarse con Sergio Massa.

El Gobierno ha decidido iniciar esta evangelización recién ahora, con el litigio por la deuda solucionado. El nuevo orden, promete, les permitirá a las grandes empresas volver a captar dólares para invertir. La tarea empezó oficialmente el lunes, con la primera gran convocatoria de un centenar de empresarios a...

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