Primeros esbozos de rumbo económico para 2022

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A medida en que se acercan las elecciones legislativas del 14 de noviembre, se está produciendo -por fuera de la ruidosa campaña- una incipiente transmutación de roles frente a la urgente necesidad de que la Argentina encuentre un rumbo previsible cuando en 2022 aún le queden dos años de mandato al Gobierno.

No pocos economistas, consultores y hasta entidades empresarias se animan a incursionar en cuestiones institucionales y de política exterior, mientras un puñado de políticos pasó a hablar públicamente de temas tabú como reformas estructurales para la etapa poselectoral. Quienes participan de este debate abierto no están unidos por el amor sino por el espanto, como decía Borges.

Sin ir más lejos, el economista Miguel Ángel Broda alertó que si el oficialismo alcanza la mayoría en la Cámara de Diputados "el camino hacia Venezuela estará pavimentado", porque el actual modelo económico "es anticapitalista, aislado del mundo, con amigos como Nicaragua, Venezuela, Cuba, Rusia y China". Su colega Martín Redrado, en cambio, descree que la Argentina vaya a seguir ese rumbo. "Si se dispara la brecha cambiaria y caen las reservas, el instinto del peronismo como maquinaria de poder lo llevará a evitar un default con el FMI, a corregir precios relativos y desequilibrios macroeconómicos", suele decir con un enfoque pragmático. Tampoco supone que China sea una alternativa viable de financiamiento externo, ya que es miembro del Fondo e impone en sus créditos duras condiciones de default cruzado.

Más sugestivo es que el inefable Guillermo Moreno, como flamante precandidato a las PASO con lista propia, reclame ahora ordenar la macro y bajar el déficit fiscal. Su propuesta es pedir un "esfuerzo" (ahorro forzoso) a propietarios de tierras rurales - excluye a productores arrendatarios-, a cambio de un bono en dólares o euros con fideicomisos en el exterior administrados por el sector privado. Además, admite que un gran error de Cristina Kirchner fue no haber incentivado la producción sino el consumo en el período 2011-2015.

En medio de este debate público a través de los medios, hay cada vez más consenso en que la actual política electoralista del Gobierno (de "anclar" el dólar y las tarifas, y emitir más pesos para aumentar el gasto en subsidios, obras públicas "visibles" y poner plata en los bolsillos de los votantes) se tornará insostenible después de las elecciones, con cualquier resultado. Y, por lo tanto, que para 2022 será necesario un plan...

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