Prevención de adicciones

El tejido de la vida social es una realidad porosa, y en ella los menores que se van abriendo al conocimiento del mundo externo reciben, como es lógico, las influencias del entorno, tanto positivas como negativas. Entre las últimas están aquellas a las cuales pueden ser particularmente sensibles los adolescentes. Se trata de incitaciones al consumo que pueden llegar a convertirse en adicciones cuando se establece una dependencia con una sustancia como la marihuana o el alcohol.Quienes están en contacto con los adolescentes aprenden dolorosamente con frecuencia a percibir síntomas que denuncian el inicio de las adicciones. Por su función y su proximidad, son los padres y los docentes quienes captan esas conductas irregulares. A los padres les cuesta más admitirlo, porque gravita en su responsabilidad.La experiencia docente, más distante y con mayor objetividad, suele descubrirlo por eso más tempranamente. Es menester advertir que los peligros que entrañan el alcohol y las drogas han crecido en relación con las facilidades de su adquisición y con la difusión de lemas que parecen propios de quienes comercian ilegalmente. Eso ocurre con frases como "fumar marihuana no hace nada" o "el alcohol es lo mejor para combatir la timidez".Un camino adecuado para padres y docentes es tener en claro una variedad de síntomas que ponen sobre aviso acerca del inicio de una adicción. La prudencia indica que siempre es menester un tiempo de razonable observación del jovencito antes de confirmar o descartar...

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