Presión interna en la CGT para activar un paro tras la marcha del 22 de agosto

Dispuesto a sumar al resto de los sectores disidentes para reconstruir su poder, el triunvirato de mando de la ratificó ayer la hoja de ruta de su plan de protestas contra el Gobierno, que contempla hasta ahora sólo una movilización a la Plaza del Mayo para el 22 de agosto, nueve días después de las elecciones primarias.

Lejos de los consensos y aún surcada por las diferentes tribus, la interna de la CGT volvió a hervir ayer ante la presión de los múltiples espacios para activar un paro general y elevar el perfil combativo. Hay sectores que pretenden que el mismo día de la movilización se oficialice el llamado a una huelga, que sería la segunda contra la gestión de Mauricio Macri. Incluso uno de los tres jefes de la central lanzó en privado una fecha tentativa: el 18 de septiembre.

Sin embargo, ese debate es aún prematuro y el paro continúa lejos. Se impone hasta el momento la postura más moderada, que encarna el sector de "los Gordos" (representantes de los grandes gremios) y los autodenominados "independientes". Ellos no quieren avanzar en una huelga hasta después de las elecciones del 22 de octubre. Es decir, dilatar el endurecimiento hasta noviembre y, mientras tanto, reinstaurar el diálogo social con el Gobierno y los empresarios, y negociar en ese ámbito los eventuales cambios en la legislación laboral y la reactivación de la industria local. Según fuentes sindicales y del Ministerio de Trabajo, el regreso de la mesa tripartita ya es un hecho. Es así a pesar de que el Presidente es más proclive a los acuerdos sector por sector.

Como sucedió en la marcha del 7 de marzo pasado, el triunvirato de la CGT fue blanco de reproches. Los silbidos y los abucheos silenciaron otra vez parte de su mensaje. Pero esta vez no hubo infiltrados entre la multitud. Aquí el malestar surgió desde la tropa más propia, que participó del plenario en el microestadio de Ferro Carril Oeste, adonde asistieron unas 2500 personas, entre dirigentes y militantes.

"Sé que hay críticos a esta conducción. No seamos hipócritas. Hoy no hay un solo sindicato ni dirigente que toque pito y vayan todos al pie. Por eso hay un triunvirato", reconoció Juan Carlos Schmid, uno de los tres jefes. Desde las tribunas bajaron silbidos, algunos reproches y un pedido que no sonaba unánime para avanzar hacia un paro nacional. El...

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