Presidentes en la tormenta. Isabel Perón, en un laberinto de violencia y crisis política

"Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión", dijo Isabel Perón en un comunicado al país tras la muerte de Perón en 1974, cuando asumió la presidencia

El 1° de julio de 1974 a las 14 horas María Estela Martínez de Perón se dirigía al país para anunciar la muerte de su esposo: "Al pueblo argentino. Estamos viviendo horas aciagas. Circunstancias que deben retemplar el espíritu del pueblo argentino en un sentido de verdadera unidad nacional (…) Ruego a amigos y adversarios que depongan las pasiones personales en bien de una patria libre, justa y soberana. Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión". A pesar del pedido de la nueva presidenta, el espíritu del pueblo argentino estaba lejos de retemplarse y de deponer sus pasiones. Isabel asumía en un contexto político y económico muy conflictivo. A pesar de haber sido electa como vicepresidenta en elecciones libres y competitivas, su legitimidad se erosionaría rápidamente. Su debilidad se anunciaba en el discurso citado, en el que hace referencia a Dios y Perón como fuentes de legitimidad, no al "pueblo". Pocos apoyos terrenales le quedaban a quien estaba por asumir la primera magistratura.

María Estela Martínez ("Isabelita") había nacido en La Rioja en 1931 y vivió en Buenos Aires durante su adolescencia, donde estudió danzas y piano. Conoció a Perón , según la versión más difundida, en 1955, luego del exilio del expresidente y mientras ella realizaba una gira por Latinoamérica como bailarina. En 1961 se casaron en Madrid. Cuando Perón retornó al país, la eligió como su vicepresidenta para las elecciones de 1973. Las tormentas que tuvo que enfrentar Isabel ya se habían iniciado en la presidencia de su esposo.

Cuando Perón retornó al país, la eligió como su vicepresidenta para las elecciones de 1973. Las tormentas que tuvo que enfrentar Isabel ya se habían iniciado en la presidencia de su esposo.

El retorno de Perón había hecho estallar los conflictos latentes al interior del movimiento peronista entre la Tendencia Revolucionaria y los sectores ortodoxos. En esa disyuntiva, Perón se apoyó cada vez más en el sindicalismo y en López Rega, endureciendo las lógicas represivas. Tal como ha demostrado Marina Franco en su excelente libro Un enemigo para la nación, el aumento del autoritarismo durante su gobierno tuvo una cara legal y otra clandestina. Por un lado, aumentó la censura, la...

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