¿Estamos preparados para la inteligencia artificial?

Los grandes modelos de lenguaje pueden hablar, dialogar e incluso razonar, pero no son conscientes de lo que dicen

Si las cosas salen bien, la inteligencia artificial en general y los grandes modelos de lenguaje en particular (o LLM , por sus siglas en inglés) van a modificar casi todo lo que hacemos , en una medida no menor que las computadoras económicas y las conexiones públicas a Internet. Y si las cosas salen mal, lo mismo.

O sea, no hay vuelta atrás. Como ya vi esta película varias veces antes, les cuento el final, so pena de incurrir en el spoiler. Esto es grande, esto es disruptivo y esto viene a cerrar el largo preámbulo que nos concedió la inteligencia artificial (IA, para abreviar) antes de impactar de lleno en nuestras vidas cotidianas .

Ocurrió con las décadas previas a la computación personal (hoy usamos smartphones cuyos sistemas operativos se basan en núcleos tipo UNIX , que nació en 1971) y con la prehistoria de Internet (cuya predecesora arrancó el 29 de octubre de 1969). Es decir, la IA ya había cambiado muchas cosas en nuestra realidad, desde la ruta que te dicta Waze (eso es Google) y las respuestas automáticas de LinkedIn (o sea, Microsoft) hasta el diagnóstico médico, la meteorología, las películas, series y músicos que te sugieren Netflix y Spotify , y la búsqueda de nuevos materiales y de medicamentos, entre muchas otras. La IA ya estaba por todos lados en noviembre de 2022, cuando conocimos ChatGPT . Es más, el motor debajo del capó de ChatGPT nació en 2020 y una de sus tecnologías de base es de 2017. Pero miramos para otro lado.

Los servicios de streaming usan sistemáticamente inteligencia artificial para recomendarnos lo que (deducen) podría atraernos más

Así que no es algo super nuevo. La novedad es que está entre nosotros, alcanzó masa crítica, el genio salió de la lámpara, usen la analogía que más les guste. Ahora es imparable. Que conste, no es mi intención detener la IA; todo lo contrario. Pero hay una porción sustancial de la dirigencia que sigue navegando la realidad como si todavía estuviéramos en 1950. Traduzco: ni internet ni las computadoras personales ni la IA, que es consecuencia de las dos primeras, le conviene a esa dirigencia. Toma decisiones un mundo que mayormente ya no existe, pero hace como si siguiera existiendo.

Por eso la disrupción, el jaleo, la agitación viral, la delirante carta abierta de Elon (que 15 días después se subió él mismo a la movida y fundó X.AI; se los avisé ) y la súbita...

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