Premian estudios en ritmos biológicos

Aunque es capaz de usar el superlativo "lindísimas" para referirse a la diminuta mosca de la fruta (cuyo nombre científico es Drosophila melanogaster ), no era de esas chicas a las que les gustan "los bichos".Al contrario: sólo empezó a sospechar que la biología podía emocionarla profundamente cuando en tercer año de la secundaria descubrió lo que era una célula."Cuando me di cuenta de que semejante complejidad podía darse en algo tan mínimo fue increíble -recuerda quien es hoy investigadora y jefa del Laboratorio de Genética del Instituto Leloir-. Y aunque los cursos de orientación vocacional me daban como primera opción Letras o una carrera más social, yo dije «quiero hacer investigación»."A algunas décadas de aquella epifanía juvenil, la doctora Fernanda Ceriani puede estar tranquila de que tomó el camino correcto: no sólo es una científica destacada internacionalmente por sus estudios en los relojes internos del organismo que generan los ritmos biológicos, sino que acaba de resultar elegida ganadora de la quinta edición del premio L'Oréal-Unesco "Para las mujeres en la ciencia", realizado con el respaldo del Conicet, y que hoy, a las 11, recibirá en el Salón Arturo Illia del Senado de la Nación."Esta distinción [de 20.000 dólares] se otorga a un proyecto definido -cuenta Ceriani, rodeada de viales con sus objetos de estudio, las mosquitas de alrededor de dos milímetros y aproximadamente 200.000 neuronas, de las cuales 200 forman la red circadiana-. En nuestro caso, tratamos de entender cómo los circuitos [que generan los ritmos biológicos] y que regulan casi todos los aspectos de nuestra fisiología (desde las hormonas que segregamos, cuándo tenemos hambre o sueño y cuándo aprendemos más fácilmente, por ejemplo) hablan entre ellos y determinan algo tan complejo como un comportamiento."Ceriani, mamá de Luca, de once años, y de Axel y Vera, mellizos de cinco y medio, y mujer de Alejandro Schinder, otro prominente científico argentino (que estudia los mecanismos de neurogénesis y degeneración neuronal), nació y vivió en Castelar."Soy un producto del far west" , bromea. Allí estudió, hasta que ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, donde piensa que llegó inspirada por el espíritu de su padre, ingeniero."Mi viejo tiene una aproximación muy racional a la vida -explica-. No fue científico, pero podría haberlo sido." Promediando su carrera universitaria, empezó a trabajar en el INTA Castelar. Allí hizo su primer trabajo de...

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