El prematuro agotamiento del cristinismo

EL hecho de que un tercio del discurso pronunciado ayer en Bariloche por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con motivo del 25 de Mayo estuviera referido a justificar su controvertido viaje a Angola fue una señal de debilidad. Las explicaciones oficiales sobre la importancia para la Argentina de un país gobernado desde hace 32 años por la misma persona y con antecedentes no muy lejanos de violaciones de los derechos humanos demostraron que la primera mandataria debió, al menos esta vez, resignarse a que el periodismo crítico le marcara la agenda.Los testimonios periodísticos de la visita presidencial a Angola difundidos una semana atrás en el programa de Jorge Lanata, que sumó 20 puntos de rating, podrían tener un efecto perjudicial en la imagen de la jefa del Estado en la opinión pública. La negativa repercusión del singular mensaje de la Presidenta a los empresarios argentinos que integraron la comitiva, con Guillermo Moreno oficiando de apuntador, y la deslumbrante imitación que de Cristina Kirchner realizó la actriz Fátima Flórez impactaron en el entorno presidencial.Un ex funcionario del gobierno de Néstor Kirchner corroboró la fobia que éste sentía frente a los imitadores. Estaba justificada por el convencimiento del ex presidente de que Fernando de la Rúa había caído en desgracia a partir de las satíricas imitaciones que lo pintaban como un hombre lento, torpe e irresoluto.El éxito de la imposición del relato oficial precisa, en el imaginario de quienes hoy ocupan la Casa Rosada, no sólo de un multimedio oficial, sino también de la anulación del periodismo crítico. Lo puso de manifiesto días atrás Beatriz Paglieri, secretaria de Comercio Exterior y mano derecha de Moreno, cuando le porfió al periodista de Radio Nacional Eduardo Anguita que "no había fuga de dólares", pese a que en 2011 la salida de capitales rondó los 22.000 millones de dólares. Lo revela también el discurso oficial, que señala que el dólar blue no existe y que, indirectamente, propicia el ideal de la Venezuela de Hugo Chávez, donde los medios de comunicación no difunden la cotización del dólar paralelo, que duplica al oficial, por una razón tan sencilla como impropia de una democracia: les está prohibido darla a conocer, bajo amenaza de recibir severas multas, que podrían llegar hasta la cancelación de la licencia.Las restricciones al comercio exterior y a la compra de moneda extranjera vienen acompañadas de un cercenamiento cada vez más amplio de las libertades, que...

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