¿Cómo? La pregunta sencilla que no puede responder Alberto Fernández

El Presidente de la Nación, Alberto Fernández y la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner saludan en la puerta del Congreso Nacional luego de concluida la apertura de la Asamblea Legislativa 2022.

Durante una hora y media de discurso, Alberto Fernández mantuvo una línea argumental . En materia económica, nada de lo que sucede es culpa de este Gobierno. Si el diagnóstico no es del todo correcto, acertar en el remedio adecuado es prácticamente una obra de la casualidad. Así las cosas, cuando la vicepresidenta Cristina Kirchner dio por terminada la Asamblea quedó la sensación de que se reafirmó el paradigma preferido del jefe de Estado: "Lo que hay es lo que habrá".

La Argentina deberá acostumbrarse a vivir con lo que tiene; la caja de herramientas no incorporó ninguna pieza nueva. Que la inflación prevista haya sido más de 20 puntos por encima de las previsiones del ministro de Economía, Martín Guzmán , fue un problema de Mauricio Macri, de la pandemia o del periodismo. El lector podría cambiar "inflación" y poner la palabra que quiera, total los culpables serán los mismos.

Los datos económicos que repasó el Presidente fueron parciales . Puso en mojón en 2018 como si la Argentina no hubiese tenido pasado. Sin embargo, la flaqueza del discurso estuvo en la enumeración de los proyectos. Por caso, habló de "crear 200.000 puestos de trabajo con sólo ampliar la matriz productiva". Inmediatamente, habló de que van a nacer 10.000 empresas por año. Semejante intencionalidad podría sucumbir frente a una pregunta casi insignificante: ¿Cómo, Presidente; cómo lo haría?

Apertura de Sesiones Ordinarias 2022 en el Congreso Nacional

Cómo podría la Argentina revolucionar el mercado de trabajo con la creación de centenares de miles de empleos cuando poco antes había dicho que no habrá reforma laboral ni previsional. Cómo se podría incentivar a tomar miles de empleados si el mercado tiene puerta de ingreso, pero no de salida. O cuando un trabajador alcanzado por el impuesto a las ganancias gana 50 pesos de cada 100 que se estampa en el recibo de sueldo, pero tiene un costo final para el empleador de, al menos, 150.

La conversión de los planes sociales en puestos de trabajo formal se topa, también, con la misma pregunta: ¿Cómo? No está claro que el mercado laboral pueda asimilar miles de trabajadores con poca calificación y que hace años se mantienen alejados de las rutinas laborales. Este punto sí necesita un camino concreto.

Siguió después con el anhelo...

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