Precios y salarios, las preocupaciones reales de Macri

"La principal preocupación ahora es evitar una escalada de los precios y de las demandas salariales". La admisión surgió de boca del presidente Mauricio Macri esta semana, después de que se verificaran subas en varios productos básicos y de que se frustrara la reunión que sus ministros tenían prevista con las centrales sindicales.

La lectura en la Casa Rosada es que las primeras medidas económicas han tenido un efecto positivo. El cepo fue levantado sin que se generara una corrida (incluso puertas adentro el Gobierno admite que le gustaría que la cotización del dólar estuviera un poco más alta), la reducción de las retenciones impulsó a los productores agropecuarios a empezar a liquidar parte de sus cosechas y las señales que percibieron los funcionarios desde el exterior fueron muy favorables, tanto de parte de los privados como de jefes de Estado y de organismos internacionales. Tampoco el pleito con los fondos buitre preocupa en exceso al oficialismo, ya que piensa que la negociación que se iniciará en enero se beneficiará de la voluntad mutua de aprovechar la nueva etapa.

Pero Macri sabe que nada de eso tendrá sentido si su efecto no se verifica en un gradual aterrizaje de la inflación. Y para ello debe lidiar con empresarios y gremialistas, dos tribus con rituales arraigados, con los que planea reunirse en una mesa de diálogo social a la que considera la llave para la estabilización económica de mediano plazo.

"Con los empresarios no se puede actuar sólo con buena voluntad. No hay que volver a lo de [Guillermo] Moreno, pero hay que seguirlos de cerca", planteó el Presidente a su entorno, antes de admitir que estaba decidido a jugar la carta de la apertura de la importación para algún sector puntual, como demostración de que no está dispuesto a dejarlos remarcar libremente.

En el caso de los gremios, el problema es la interna entre los distintos sectores, que fue la que le impidió a Macri exhibir esta semana una imagen en la Casa Rosada con todos los sectores, como preámbulo de la mesa de diálogo que prevé convocar para principios de 2016.

"El problema es que los conversos quieren sentarse en igualdad de condiciones, y los históricos demandan un trato preferencial". Ésa fue la conclusión a la que se llegó tras la reunión de gabinete del jueves. Los "conversos" serían los antiguos kirchneristas, con Antonio Caló a la cabeza, y los "históricos", que en la campaña se inclinaron por...

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