El precio de un libro: ¿quién se queda con qué parte?

El precio de los libros es objeto de debate entre lectores, editores y libreros

El precio de los libros no solo es objeto de debate entre lectores y libreros , sino también -y acaso sobre todo- entre quienes los hacen. Por una ley sancionada en 2001, en la Argentina los libros tienen un precio único de venta al público (PVP). La ley establece que los descuentos al PVP pueden ser de hasta un 10% en ferias, días y semanas consagradas al libro o cuando la venta se realice a bibliotecas, centros de documentación, instituciones culturales y de bien público sin fines de lucro, y de hasta un 50% cuando los adquirentes sean el Ministerio de Educación, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y otros organismos públicos que realicen compras para ser distribuidas en forma gratuita a instituciones educativas, culturales y científicas, o a personas de escasos recursos (en estos casos, los ejemplares llevarán inscripta la constancia de que su venta está prohibida).

Las ferias del libro suelen dejar un mayor margen de ganancia a las editoriales que venden en forma directa

Pero ¿cómo se distribuye el dinero que los lectores pagan en librerías por los ejemplares que compran? Consideremos el caso hipotético de un libro que cuesta mil pesos (aunque el precio promedio de una novedad hoy ronda entre 2000 y 3000). El coeditor de Godot y organizador de la Feria de Editores, Víctor Malumián, señala que de los mil pesos que se paga por un libro, cien son del autor; trescientos, de la editorial; cuatrocientos, de la librería y doscientos van a la distribuidora. "Si es una cadena de librerías, se queda con quinientos pesos -precisa Malumián-. Por ende, a la distribuidora le quedarán cien pesos en vez de doscientos. Algunas veces, con las compras en firme (a diferencia de las consignaciones) pasa lo mismo. Los porcentajes son esos en general".

Algunas editoriales tienen sus propios canales de distribución y otras crearon distribuidoras, como en el caso de Carbono o Big Sur, que agrupan los catálogos de sellos medianos y pequeños. "Visto desde afuera, parece que los autores se llevan poco con un 10%, pero se debe tener en cuenta que con el 30% que le toca a la editorial se paga el papel, la imprenta, la corrección, la maquetación, la traducción, etcétera. Con su 40%, los libreros pagan el alquiler del local, los sueldos de empleados, servicios y otros gastos".

Las distribuidoras son un "lujo" que las editoriales pequeñas no pueden darse

En las ferias...

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