El precio de la carne

Desde esta columna editorial, hemos sostenido en reiteradas ocasiones que las restricciones del Gobierno a la exportación de carnes y otras medidas intervencionistas no iban a provocar otra consecuencia que un desaliento de su producción y un aumento de su precio. Está hoy a la vista que eso es lo que ha sucedido.La producción de carne vacuna nacional está acusando actualmente el impacto de la sequía de los dos años pasados y del implacable castigo consistente en una sucesión de erróneas decisiones del gobierno nacional, iniciada en marzo de 2006 con la prohibición de exportar, una medida no registrada en el inventario de intervenciones estatales.Atemperada esa prohibición poco después, se la reemplazó por una sucesión de arbitrarias intervenciones que fueron minando las energías productivas hasta reducir el stock de ganado estimado en 60 millones a mediados de la presente década a 50 millones, una reducción no conocida en el historial cíclico del negocio ganadero.Así las cosas, la nueva dimensión productiva se mostró insuficiente para abastecer una demanda doméstica exaltada por constantes intervenciones oficiales y un remanente exportador a manera de un simple saldo, manejado desde la Secretaría de Comercio.En estas condiciones, el mercado de ganado mostró ese déficit, expresado en precios crecientes hasta duplicar los vigentes un año atrás, mostrando una vez más la rigidez de la demanda de carne vacuna, una característica propia de la dieta nacional.Los 200.000 ganaderos existentes decidieron -unos más, otros menos- no seguir rematando sus rodeos a los valores pretendidos por el Gobierno, reduciendo la venta de hembras para faena de un ominoso 50 por ciento anterior al 44 en lo que va del año y a un muy bajo 40 en septiembre pasado Se trata de una sana decisión privada, destinada a reconstruir el patrimonio ganadero, sensiblemente deteriorado.Con una reducción de la producción total de carne, el consumo local naturalmente se está reduciendo desde un pico de 68 kilos por habitante y por año, el más alto...

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