El pragmatismo atormentado de los Kirchner en la batalla por sobrevivir

Cristina Kirchner, durante la cumbre del Grupo de Puebla, en la que buscó no cruzarse con Alberto Fernández

Cristina y Máximo Kirchner se prodigan en homenajear al fundador de la dinastía, Néstor, autor de una célebre frase que estrenó delante de George W. Bush en la Casa Blanca: "No mire lo que digo sino lo que hago".

Madre e hijo acaban de renovar la garantía política a las maniobras de emergencia que comanda Sergio Massa para evitar un salto devaluatorio que acelere el descalabro económico de la Argentina. Aprobaron en silencio el plan de pesificación forzosa de los bonos en dólares de la Anses , un territorio conquistado por La Cámpora, y apenas se reservaron el módico derecho a desahogarse de palabra. "Entre la gente y los bancos, nosotros rescatamos a la gente", dijo el heredero Kirchner, en el ocaso de la semana en que el Gobierno ofreció, a cambio de pan para hoy, un fenomenal negocio al sistema financiero.

Se equivoca quien vislumbre allí una crítica. La alianza del kirchnerismo con Massa se ha convertido en un ejercicio de supervivencia para la vicepresidenta que en estos días ejerce el Poder Ejecutivo , ante la gira con vacaciones en el medio que inició Alberto Fernández. Es "pragmatismo a la desesperada" , como lo define un peronista que la trata asiduamente. Ella perdió hace tiempo la esperanza de retener el gobierno nacional; ahora lo que teme es una catástrofe electoral que barra con el kirchnerismo o lo reduzca a una facción testimonial del peronismo.

Wado de Pedro y Máximo Kirchner, en el túnel de la Avenida del Libertador, durante la marcha del 24M

Los números escuecen. La sequía deja al país sin dólares ni esperanzas de tenerlos en el corto plazo. La inflación de marzo se descuenta que empezará con un 7 delante. El torniquete a las importaciones profundiza el freno de la economía con las elecciones a la vista. Inflación más recesión es lo que Cristina llamó hace dos semanas "el infierno más temido" . La jugada con los bonos en dólares en manos del Estado fue la señal al mercado de que se agotaron las herramientas. Un giro precipitado, pero suficiente de momento para evitar un salto brusco del tipo de cambio o el desdoblamiento que promovieron funcionarios de la Casa Rosada sin el más mínimo sentido de la discreción que requeriría una operación de ese tipo .

Massa se enardeció con Fernández. Lo acusó en persona de alentar publicaciones en los medios para desestabilizarlo. Coqueteó con irse y eso alcanzó para aquietar las aguas. No solo en escuálido bando del Presidente, sino en la familia Kirchner, que le extendió el apoyo político para el programa de ajuste contra el que despotrican en público. El miedo ordena. Esta fue la semana en que...

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