Postales de la pandemia: en un supermercado toman la fiebre antes de entrar

"Me acaban de tomar la temperatura en el supermercado chino, con ese termómetro en forma de pistola que se está usando". Así, Ricardo Ciminieri le contaba sorprendido a su hija el episodio que había protagonizado minutos antes, al salir de compras, en una breve interrupción del aislamiento preventivo que realiza desde hace una semana por ser mayor de 65 años.Ciminieri vive en Villa Urquiza, a metros del establecimiento Super Todo que funciona en Monroe al 5400, donde los responsables empezaron a controlar si los clientes que llegan tienen o no fiebre. Con educación, una de las empleadas les explicaba ayer que necesitaba hacerlo antes de permitirles ingresar."No tengo fiebre. Ya estoy entrando de vuelta a casa", le avisó el hombre a su hija y, mientras cortaba la llamada telefónica, saludaba a Mago, el perro que rescató su nieta de la calle y Ciminieri cuida durante su cuarentena hasta encontrarle un hogar.No es el único que tiene su rutina alterada en el barrio a raíz de la pandemia y las recomendaciones para evitar contagios. Varios comercios de distintos rubros ya piden al público que hagan fila en la vereda, como la granja Marcos Paz, situada en la Avenida Olazábal al 5200. Cada cliente era ayer autorizado a ingresar solo cuando otro abandonaba el local.A pocas cuadras de allí, en la veterinaria San Roque, de Olazábal y Altolaguirre, la médica Gabriela Fernández saludaba a "los familiares" de sus pacientes con el codo. "Mejor prevenir", se reía.El nuevo coronavirus se trasmite a través de las gotitas de saliva que se dispersan cuando una persona infectada tose o estornuda. El riesgo de contraer la infección, como así también de diseminarla, disminuye con hábitos como lavarse las manos con agua y jabón regularmente y usar alcohol en gel; evitar tocarse la cara, saludarse con besos y darse la mano; mantener distancia social (hasta dos metros) y limpiar objetos como celulares, teclados y otros de uso personal con un desinfectante.La limpieza era el tema de conversación en el chat de vecinos de un edificio de ocho pisos situado frente a la veterinaria. Varias copropietarias le reclamaban a la...

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