Un porteño, privilegiado testigo de los hallazgos de Ratcliffe

Con frecuencia, para los científicos que trabajan en esta parte del mapa les es más difícil ubicarse en la primera línea de la investigación. Pero Pablo Wappner, jefe del Laboratorio de Genética y Fisiología Molecular del Instituto Leloir e investigador principal del Conicet, fue un testigo privilegiado de los descubrimientos que merecieron el Nobel de Fisiología o Medicina de este año.De acuerdo con una entrevista difundida por la agencia CyTA, en 1996, cuando era becario posdoctoral en el Instituto Weizmann, de Israel, asistió a una pequeña reunión científica realizada en Madrid, centrada precisamente en la biología de la hipoxia. Fue allí donde conoció al doctor Peter Ratcliffe, que en ese momento dirigía por las mañanas un pequeño grupo de investigación en la Universidad de Oxford y por las tardes atendía a pacientes en el hospital en su calidad de nefrólogo.Desde entonces surgió entre ambos una relación de cooperación científica que se tradujo en proyectos de investigación conjuntos. "El estudio de la hipoxia en esa época no convocaba tanto como hoy. En el encuentro de Madrid éramos 30? hoy los congresos sobre hipoxia pueden llegar a convocar a más de mil", cuenta.En el congreso, Wappner expuso un trabajo en el...

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