A ponerle onda, que cada vez falta menos

Dicen que a un viejo holgazán, que además era ricachón y vicioso, le gustaba despedir el año y recibir el que empezaba con este deseo, mientras alzaba su copa de champagne francés: "Año nuevo, vida... ¡la misma!".Es difícil imaginar que el brindis de algún argentino vaya a ir por ese lado. Me pregunté qué íbamos a decir, qué íbamos a pedir pasado mañana a la medianoche, y se me terminaron ocurriendo unas cuantas fórmulas. Las ofrezco para que cada uno tome la que más le guste. "Año nuevo... ¿Año nuevo? ¡Sobrevivimos! ¡Aguante la Argentina!". Fórmula para creyentes: "Señor, que el nuevo año nos depare salud, dinero y amor. OK, salud y amor". Para los no creyentes: "Madre Naturaleza, primero fue el kirchnerismo, después Cambiemos y finalmente la sequía. ¿Y si en 2019 aflojás un poco?". Para optimistas: "Que en este año que comienza alcancemos nuevos acuerdos de asistencia financiera con el ". Para pesimistas: "Seis meses. Todo lo que pedimos son seis meses. Llegar a julio". La última: "Alcemos las copas, agradezcamos que todavía nos quedan ganas de brindar y pidamos para que se cumplan los deseos de los próceres que fundaron el país: que el dólar no llegue a 80 y que la inflación no alcance el 100%".Hay que empezar el año así, con la mejor onda. El Gobierno ya puso su granito de arena: nos zampó un tarifazo en luz, gas, trenes, subtes y colectivos. Incluso está analizando cobrar peajes en las bicisendas, poner un impuesto al peatón y penalizar a las líneas aéreas de bajo costo que cumplan con lo del bajo costo. Fue una decisión dolorosa. Muy dolorosa. Para la gente. Pero tiene su explicación. Lo hacen para ahorrarse una bocha de guita en subsidios (113.000 millones de pesos, o 2800 millones de dólares), y ese ahorro se supone que nos lleva al déficit cero, y el déficit cero se supone que nos permite bajar la inflación, que es el gran objetivo. ¡Buenísimo! Ahora, si estos tipos consiguen bajar la inflación con un tarifazo, quedará confirmado que ellos son unos genios y que yo de economía no sé nada.Otro aspecto positivo es que hacen el ajuste en un año electoral. ¡Qué cojones!, dirían en España. Mucho power, ¿no? Antes, los ajustes se hacían en años pares, en los que no se vota. Y en los impares, Carnaval, manteca al techo y piñata de subsidios. También acá hay dos lecturas posibles. Una es que nos puso una 45 en la cabeza mientras recitaba el manual del gatillo fácil. La otra, que sea cierto lo que me chifló alguien del Gobierno: que muchas...

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