Políticos con calculadoras y con mucho miedo

El precio de la imaginación es el miedo. Y los campamentos políticos están llenos de ajedrecistas con imaginación portentosa, revisando obsesivamente las maniobras de los candidatos y las distintas encuestas, examinando este vibrante partido de ida y vuelta con los nervios de punta. En todos lados trazan escenarios hipotéticos que les erizan la piel; el torneo está tan ajustado que un pequeño error puede dejar a cualquiera por el camino. El miedo es, precisamente, el factor fundamental para jugar estas partidas simultáneas. Quien administre mejor el miedo gana las elecciones nacionales.

¿A qué teme Macri? A que no se lo identifique con "lo nuevo y distinto", sino con lo añejo y fracasado: la Alianza y los noventa. Los interminables movimientos telúricos en el radicalismo muestran todavía una cierta inestabilidad en la aspirante coalición. Y las intervenciones públicas de importantes economistas vinculados a los noventa, a quienes no les falta algo de razón pero cuyo tono catastrofista beneficia paradójicamente al Gobierno, no le hacen ningún favor al ingeniero. Abstraído por las alquimias territoriales, Mauricio no atinó a despegarse de ese tremendismo. Tal vez porque coincide con el diagnóstico técnico, aunque no esté de acuerdo con la medicina: el electorado no demanda hoy un shock, sino un gradualismo calmo e inteligente. Y a Macri no le interesa ser el mejor opositor, sino ser presidente: la gente común no está asustada, y meterle pánico no parece un buen negocio.

¿A qué le teme Massa? A una pérdida constante de su caudal y a una previsible falta de protagonismo en los próximos éxitos provinciales. Su creciente licuación, sin embargo, no beneficia al macrismo, sino mayoritariamente al Frente para la Victoria, que con dinero y presiones está recapturando a intendentes emigrados y cuyos votantes, puestos a prueba en un contexto de fuerte polarización, miran con menos rechazo al naranja que al amarillo. Un encuestador que trabaja para Sergio hizo una proyección para demostrar qué sucedería si Massa se extinguiera: Daniel llegaría al 47% y Mauricio rondaría el 33%. Personas influyentes de su entorno impulsan la idea de persuadir a macristas y radicales de ir todos juntos a una gran interna de la oposición en las PASO: esto convertiría ese experimento en la fuerza más votada de la Argentina y cambiaría todo el tablero. A continuación, indican que flota en el aire un gran malentendido: que Cristina Kirchner se apaga en diciembre, que Scioli...

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