Policía Federal: no seguir la senda de la bonaerense

Los vecinos del barrio porteño de Boedo han sido víctimas de 200 delitos desde marzo pasado y, ante la inacción policial, elaboraron un mapa de la zona donde identificaron los sitios en los que hay prostíbulos, talleres clandestinos, venta de drogas y otros donde se registraron robos con distintas modalidades, secuestros virtuales y usurpación de viviendas.

Pero lo más grave, han destacado ellos, es la indiferencia que encuentran en la comisaría 10 de la Policía Federal, donde en más de una oportunidad intentaron disuadirlos de radicar denuncias. Por esta razón, son varios los que sospechan que viven en una zona liberada. Por las dudas, entregaron copia de su mapa a los policías.

Pocos días antes se informó que, por pedido del fiscal José María Campagnoli, se allanaron cinco comisarías de la Policía Federal y se detuvo a suboficiales y oficiales -entre ellos un comisario- por presunto pedido de coimas a comerciantes y extorsión a cuidacoches en el barrio de Núñez, y por brindar protección a un cabaret de Belgrano que encubría el ejercicio de la prostitución.

Desde luego, no se trata de hechos inéditos o desconocidos, y el fiscal Campagnoli tiene una larga experiencia en esta triste materia, forjada a lo largo de muchos años dedicados a la investigación. Lo que preocupa sobremanera es la creciente cantidad de hechos en los que intervendría personal policial y que, inevitablemente, plantea el interrogante acerca de si la Policía Federal avanza por la senda de la corrupción que caracteriza a más de una policía provincial y que ha dado una triste fama a la policía bonaerense.

Si bien las investigaciones que lleva a cabo la Justicia constituyen un hecho auspicioso, pues su corolario, una vez probados los hechos, es la depuración de la fuerza, también obligan a pensar cuán extendida se encuentra la corrupción en la Policía Federal cuando son tantas las comisarías que se encontrarían involucradas.

Al mismo tiempo, dada la firme estructura jerárquica de la policía, es imposible concebir que existan redes de corrupción en una comisaría sin que sus jefes, por lo menos, estén al tanto y lo consientan, si es que no participan activamente. A su vez, cabe plantearse otro tanto respecto del escalón inmediatamente superior al de los comisarios que ejercen las jefaturas de las seccionales.

Se trata, desde ya, de delitos difíciles de probar y que en uno de los casos mencionados pudo investigarse porque la denuncia la efectuó un ex oficial de la comisaría 35...

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