Poe escribe cada vez mejor

Otra vez los cuentos de Edgar Allan Poe vuelven con su maldito frescor. Se leen como pan caliente, sobre todo en la traducción de Julio Cortázar, tan exquisita y llevadera, ahora reeditada por Edhasa con el título Cuentos completos . Son increíbles el poder de su prosa y la indagación que llevó adelante con la palabra para desbrozar la condición humana en un amplísimo espectro. El amor, la codicia, la angustia; el desenfreno, la pasión por el saber, la humildad, el engaño. Los mitos, las supercherías; la cábala, la frenología, las ciencias naturales, la filosofía, etc.Cabe de todo en sus relatos, o más bien sus relatos abarcan pequeñas partes de un todo: los declives de la existencia. Poe dio vuelta una página de la literatura, así como luego lo hizo Joyce, o antes, Shakespeare. Es la escritura del enigma, en la que luego tantos autores abrevaron. Borges, a la cabeza. ¿Acaso no parece del autor argentino esta frase del cuento "Berenice"?: "Me encontré sentado en la biblioteca y de nuevo solo. Me parecía que acababa de despertar de un sueño confuso y excitante". O la insistencia del recuerdo, tantas veces enunciado por el Funes de Borges, repetición que aparece como ingrediente del delirio en varios cuentos de Poe, o la apelación a la creencia -trampa para adentrarnos en el género fantástico-, como en el comienzo de "El gato negro": "No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir".Poe combinaba la inteligencia con las pasiones. "En lo más hondo y...

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