El poder de la fe ya convirtió a Hollywood en creyente

"El primero en vencer es el último en morir", le advierte Ilderim (Morgan Freeman) a Judah Ben Hur (Jack Huston) en el momento más potente del tráiler de la remake bíblica más comentada de los últimos tiempos. El diálogo se anticipa a un par de vertiginosas escenas de la carrera de cuadrigas, todo un símbolo del clásico de 1959 dirigido por William Wyler, ganador de 11 Oscar.

Cinco décadas y media después, con la ayuda de algunas de sus armas predilectas (el frenesí visual, las impactantes imágenes construidas digitalmente, el montaje vertiginoso, un arsenal de efectos de sonido), el kazajo Timur Bekmambetov quiere convertir a su propio Ben Hur en otro clásico. Lo sueña como bandera de una nueva ola de películas, series y producciones televisivas sobre temas religiosos y bíblicos que iremos descubriendo durante este año. El nuevo Ben Hur tendrá su estreno mundial en agosto y llegará el 8 de septiembre a los cines argentinos, pero lo más lógico hubiese sido darla a conocer en plena Semana Santa.

La costosa y exigente producción de Bekmambetov no llegó a tiempo, pero este cambio de fecha no impide reconocerla como la propuesta más ambiciosa de esta nueva ola de cine religioso y ligado a las cuestiones de fe, una tendencia que reaparece con llamativa frecuencia en estos últimos años. A falta de Ben Hur, ese lugar será ocupado pasado mañana, Jueves Santo, por el estreno en los cines locales de La resurrección de Cristo (Risen).

De este proyecto, alumbrado en 2013, se dijo en un principio que era una suerte de secuela no oficial de La pasión de Cristo (2004), la película de Mel Gibson que le devolvió energía, vigor y presencia en los primeros planos al cine bíblico y religioso después de muchísimos años de ostracismo. Todos recuerdan aquella jugada arriesgadísima de Gibson, que puso 30 millones de dólares de su patrimonio para hacer una película de improbable repercusión, hablada en arameo y sin figuras reconocidas en el elenco. Esa visión realista y sanguinolenta de la Pasión abrió innumerables debates en todo el mundo (la mayoría favorable al punto de vista del director) y reivindicó a Gibson, que de paso recuperó con creces su inversión: la película recaudó 611 millones de dólares en la taquilla global.

De allí en más, ninguna otra producción de Hollywood logró semejantes números (ni siquiera las costosas Noé y Éxodo: dioses y reyes, vistas en todas partes como sendos fiascos), pero aquel impulso de Gibson sigue alimentando hasta hoy el...

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