Pochetti, la dueña del secreto que puede cambiar la causa

Las causas penales tienen varias geografías. A veces transitan por picos de tensión, otras por valles procesales y a veces, se mantienen en mesetas eternas. Estas horas son, para la causa de los cuadernos de las coimas, uno de esos momentos de expectativas extremas.La adrenalina subió en enero, justo cuando se mantiene en modo velocidad crucero por la feria judicial. Y la razón, claramente, es la posibilidad de que , la viuda del exsecretario privado de Néstor Kirchner, acceda a declarar como imputada colaboradora.No es para menos. Sucede que la mujer no fue traída a la causa por ser una exfuncionaria que anduvo de subsuelo en subsuelo en busca de bolsos ni tampoco por ser empresaria que bajaba camuflada a esos garajes a cumplir con sus reguladores. Pochetti está en la causa por ser la mujer de un millonario que mediante una red de sociedades se despachó con la compra deDicho esto, ¿qué es lo que puede aportar la imputada para ganarse el favor de la llamada ley del arrepentido? Y acá está el punto de expectativas fuertes.Prácticamente las especulaciones pueden pasar por dos caminos. Si admite que los bienes son de su marido y de ella, pues tendrá que justificar los ingresos para haberlos comprado. Tarea imposible, salvo que en alguno de sus viajes de lujos y sol a los Estados Unidos haya ganado millones y millones en algún casino americano.Entonces, si ese es el camino, deberá reconocer que ese dinero provenía de algún negocio espurio. Llegado el punto, la viuda tiene un problema y una ventaja. La ayuda la tendrá de la extinción de la acción penal que opera sobre el fallecido . No será la primera que opta por esa estrategia de defensa: en la misma causa una constructora ya decidió ir por esa solución.Pero el problema con el que se topa es que gran parte de su entorno, compuesto por un testaferro, abogados, consultores y parientes que participaron de la compra y de la venta de los inmuebles, ya declaró. Y todos coinciden en que ella estaba al tanto de todo lo que sucedía y que gran parte de las negociaciones se llevaron a cabo con ella sentada a la mesa. Es de suponer que le costará echarle culpas a su marido fallecido.Pero aun si pudiese lograrlo habrá entregado un dato crucial. Muñoz está apuntado por decenas de testimonios de ser acopiador de los bolsos que entregaba el diligente Roberto Baratta en el auto que manejaba Oscar Centeno. Y entonces, o bien cobraba una comisión por...

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