En plena Puna, una hilandería apunta a potenciar el desarrollo económico

¿Qué pasa cuando una líder social como Rosario Quispe -fundadora de la Asociación Warmi- y un grupo de empresarios comprometidos unen sus fuerzas en el norte del país? Surge la loca idea de crear una empresa social que sirva para potenciar el desarrollo socioeconómico de la Puna jujeña. Este fue el nacimiento de la Hilandería Warmi, que en 2016 procesó 17.000 kilos de lanas.

Esta fábrica, en Palpalá (a 13 km de San Salvador de Jujuy), busca desarrollar un producto con identidad ancestral que tenga clase mundial, sin perder de vista las raíces de su gente y respetando su cultura. Y lo interesante es que todas las ganancias que se generen son destinadas al desarrollo de las propias comunidades Warmi, socios de este proyecto.

"La hilandería nació en 1922. Primero fue pública, después privada, pasó por varias manos hasta que en 2014 se gesta el proyecto Warmi. Un grupo de empresarios argentinos que conocen a Rosario deciden comprarla y darle un fin social", explica Gastón Arostegui, su gerente general.

La Puna es una de las zonas con mayor pobreza multidimensional; además de los ingresos, las familias no tienen acceso al agua potable, cloacas y otros servicios. Atendiendo esa realidad, el foco está puesto en revalorizar el trabajo de los pequeños productores de la zona y que puedan mejorar su calidad de vida.

"El productor cría sus llamas sabiendo que va a malvender sus fibras. Revertir toda esa situación es un desafío. Jujuy concentra más del 75% de la población de llamas del país. Y la venta de esta fibra representa al pequeño productor un porcentaje que oscila entre el 20 y el 30% de sus ingresos -dice Arostegui-. Por eso, en vez de hacer que se traslade a los centros más importantes para vender su producto, nosotros vamos a sus casas."

Más oportunidades

Rosario Quispe, con una enorme legitimidad en el territorio y creadora de oportunidades para las mujeres de la zona a través de la Asociación Warmi, es la encargada de comprar la fibra de llama y la lana de oveja. Su asociación agrupa a 80 comunidades que representan a más de 2500 pequeños productores que están atomizados en toda la Puna. "Ella se reúne con los líderes de las comunidades y definen cuánto tiene que valer la fibra para que les rinda. Rosario como accionista define el precio de compra de la hilandería a las comunidades y eso le va directo a los productores", cuenta Arostegui.

Todos los días, la producción arranca a las 6 y dura hasta las 18. Allí, 12 operarios limpian la lana...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR