El plebiscito en Chile y la gran frustración de Gabriel Boric: no pasará a la historia como el líder que quiso ser

Gabriel Boric, junto a seguidores, al llegar al centro de votación en Punta Arenas

SANTIAGO, Chile.- "Pelota al piso, humildad y mucho trabajo". El presidente de Chile, Gabriel Boric, utilizó una frase futbolera para proyectar lo que viene para el segundo tiempo de su gobierno. Sin ánimo de celebrar la derrota de una propuesta generada del sector más conservador de la derecha, y consciente que no podrá pasar a la historia como el líder que pudo plasmar las grandes reformas, el mandatario intentó rápidamente dar vuelta la página y desde el Palacio de La Moneda abordó los aspectos que hoy les quita el sueño a los chilenos: situación económica y mejoras sociales.

Ese diagnóstico quedó preso de un desfase que el líder del gobierno no supo o no pudo detectar. Desde que llegó al poder, la gran promesa del joven gobernante fue encauzar una nueva hoja de ruta.

Desde su sector contó con el empuje y la inercia que le dio el estallido social de octubre de 2019, un hito que surgió como una reacción masiva frente a un modelo que salvaguardaba las injusticias pero que terminó minimizado y preso de las posiciones más extremas.

Desde la propia izquierda, la incapacidad de sus principales figuras y compañeros de generación de Boric de condenar de manera más enérgica la violencia y no interponerse en el afán de crear una Constitución que tendiera puentes con los sectores más moderados (además de los escándalos que surgieron de la Convención Constitucional), le terminaron pasando la cuenta a todo un sector.

Los chilenos comenzaron a convivir con la inestabilidad política y los problemas de seguridad, y la motivación de generar una nueva Carta Magna pasó a segundo plano. Y la falta de sensibilidad ante ese aspecto, fue amplificando la grieta.

Defensores del "En contra" en el plebiscito chileno contra la propuesta de nueva constitución celebran los resultados en Santiago, Chile, el domingo 17 de diciembre de 2023

De hecho, en los días previos al referéndum, e incluso durante las últimas 72 horas, el gobierno ha enfrentado graves problemas relacionados con faltas a la probidad, amenazas de acusaciones constitucionales a un ministro y la detención de exfuncionarios por malversación de fondos públicos. Por esa razón, ningún representante del oficialismo salió a celebrar. Más bien, fue una sensación de alivio por no sufrir una nueva derrota electoral, la que hubiese sido la tercera en los 19 meses de gestión.

Derrotas

En esta segunda oportunidad, y antes de jugar...

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