¿Planes sociales a cambio de la escolarización? Un debate necesario

La decisión del gobierno de la ciudad de Buenos Aires de suspender la asistencia social a aquellas familias cuyos hijos no cumplan con el requisito de regularidad escolar desató una lluvia de críticas que llegaron hasta desde adentro de la coalición opositora. Más allá del debate, comprensible y atendible en cada una de las posiciones enconadas al respecto, no podemos soslayar que en la Argentina se dictan normas a través de leyes y decretos que nunca se cumplen y que los mismos autores de esas normativas se jactan de no hacerlo.

Todos y cada uno de los planes sociales tienen condicionalidades y contraprestaciones. Hasta la Asignación Universal por Hijo, que no es un plan social, sino que está reglamentada como un derecho, exige a los padres ciertos requisitos para acceder a ella. Por ejemplo, señala la ley 24.714 que "desde los 5 hasta los 18 años se debe probar el cumplimiento de los controles sanitarios, vacunación y la concurrencia a los establecimientos públicos educativos".

Cuando fue creada en 2009, el kirchnerismo construyó un relato exagerado y mentiroso alrededor de los primeros resultados obtenidos con su implementación, se llenó de propaganda oficial en el famoso Fútbol Para Todos, en spots televisivos y radiales y en cartelería donde se decía que gracias a la AUH la matrícula escolar había crecido en 2010 en un 20%. Dato imposible de creer y sostener. En un universo educativo que abarca a 10 millones de alumnos en educación básica, hablar de un incremento de un 20% sería sumar 2 millones de alumnos al sistema en cuestión de meses, para lo que se necesitarían más docentes, escuelas, logística y toda la demanda que ello implicaría. Lógicamente era imposible que eso hubiese sucedido. Mintieron, pero aprovecharon la condicionalidad educativa de la AUH para hacer propaganda. Por eso llamó la atención que, ante el anuncio del jefe de Gobierno, sea el kirchnerismo el primero en salir a cruzarlo denunciando que no se puede sancionar con la quita de una asistencia social a las familias que no escolarizan a sus hijos, cuando fue un caballito de batalla del éxito que podía obtener su programa de asistencia social más significativo.

Vale recordar que en los 90, en Brasil, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso supo crear a Bolsa Escola, una asistencia monetaria para que las familias llevaran sus hijos a la escuela con singular éxito, que luego fue ampliado por el gobierno de Lula da Silva, que lo transformó en la Bolsa Familia, la mayor...

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