Un plan útil que requiere de creatividad, compromiso y buena fe

Un programa eficiente de seguridad pública debería ser un acto de ciudadanía, fruto de una construcción en la que confluyan las inquietudes, las experiencias, las necesidades y los intereses de vecinos y de los funcionarios encargados de ejecutar las políticas y de hacer cumplir las leyes vigentes. La seguridad como un hecho social.

El plan de Comisarías Cercanas es, en esa línea, una excelente oportunidad para los porteños. Es, también, un desafío complejo debido a las tensiones a las que, tanto por factores coyunturales como históricas, estará sometido. Su éxito necesita de iguales dosis de compromiso, creatividad, tolerancia en el disenso y, en especial, buena fe. De todos.

Se deberá vencer la reactividad de los policías a rendir cuentas a los vecinos; tendrá que encontrar a los funcionarios políticos realmente receptivos a las propuestas y ante los reclamos, y deberá ser alimentado por la participación vecinal extendida tanto en cantidad como en calidad y en tiempo. Sólo así sería posible hacer que los efectos que promete "la foto del día del anuncio" sean duraderos y beneficiosos.

La idea de la comisaría "abierta" a los ciudadanos implicará que los jefes de las seccionales deban someterse a un doble escrutinio. Y no les será lo mismo sentarse a la mesa del jefe político de la Seguridad con los mapas...

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