Piumato: 'Los fiscales no están solos'

Contenidos en una suerte de corralito humano formado por militantes sindicales, los fiscales y jueces que encabezaron del Silencio por la muerte de Alberto Nisman se abrieron paso en las calles como cuando una lancha divide el curso del agua. Cerraron la jornada subidos a un camión de Quilmes que y que sirvió como escenario.

Toda esa logística fue coordinada por Julio Piumato, el líder del gremio judicial y un ladero de Moyano desde la primera hora. Acostumbrados a las grandes movilizaciones, los gremialistas aportaron unas 400 personas para contener a los fiscales y jueces, y garantizar el normal desarrollo de la marcha. No fue casualidad, en definitiva, que Piumato haya sido el único orador. De quienes estaban montados al camión, él era el único que alguna vez había tomado un micrófono ante una multitud.

A las pocas horas de la muerte de Nisman, Piumato reaccionó con un paro simbólico de los judiciales en plena feria. Exigió en vano un reconocimiento del Gobierno al fiscal que investigaba el atentado a la AMIA. Insistió en cartas a despachos oficiales para que la Procuración General determine un duelo judicial. El ninguneo fue la única respuesta que obtuvo. La falta de respuestas fue el origen del 18-F.

"Como no nos respondieron, me junté con [Guillermo] Marijuan y surgió la idea de la marcha. Hicimos un paro porque creemos que con la muerte de Nisman volvió la violencia política a la Argentina", dice Piumato a LA NACION. Ironías del destino: Piumato fue durante años un fiel aliado del kirchnerismo hasta que Moyano, su jefe, rompió la alianza, en 2011. "Nosotros...

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