Un pirata animado e inspirador

No toda la animación que llega a los cines tiene la marca del 3D en el orillo. Detrás de la tecnología digital y su poderosa impronta en materia de producción y marketing quedan espacios en los que sobrevive el espíritu original de las producciones animadas, más cercano al trabajo artesanal que a las destrezas tecnológicas.El uruguayo Walter Tournier se define orgullosamente como un artesano. Después de un extenso camino profesional cargado a la vez de avatares políticos, que lo llevó a dejar su país natal para establecerse primero en Perú (por una década) y luego en la Argentina, a lo largo de casi un año, ahora encuentra ?de nuevo radicado en Montevideo? la posibilidad de convertir un largometraje que estamos por conocer en la síntesis de varias décadas de trabajo creativo y búsquedas estéticas.El resultado es Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe, cuyo estreno anuncia Buena Vista para el jueves. Se trata del trabajo más ambicioso de la dilatada trayectoria profesional de Tournier, que dedicó los últimos cuatro años a este proyecto elaborado y realizado en stop motion. Esta técnica, que alcanza su máxima expresión en las realizaciones de los creadores de Aardman ( Pollitos en fuga, Wallace y Gromit ) y en algunas de las mejores producciones de Tim Burton (El cadáver de la novia, El extraño mundo de Jack), consiste en simular el movimiento de una serie de objetos estáticos, hechos a partir de materiales tangibles. Ese movimiento se logra mediante una sucesión de imágenes fijas, filmadas cuadro por cuadro.La historia que Tournier relata en este film (una coproducción entre Uruguay, Chile y la Argentina) es la de Alexander Selkirk...

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