El piloto del narcojet fue extraditado con la intención de pedir las salidas laborales

Había llegado a la Argentina, después de seis años y dos meses en España, con una sonrisa. Parecía no importarle que llevaba esposas y que era custodiado por 30 uniformados de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Pero, de pronto, su semblante cambió. Eduardo Juliá Noceti, el piloto del jet de lujo donde la Guardia Civil española descubrió 944,5 kilos de cocaína, se cruzó de casualidad en el aeropuerto internacional de Ezeiza con Agustina Conil Paz, la esposa del copiloto Matías Miret, el único absuelto en el juicio.

"¿Qué haces"?, le gritó ella después de reconocerlo. Él le respondió: "Hola muñeca". Ella, con todas sus emociones guardadas desde 2011, le espetó: "¡Muñeca, nada. La puta que te parió!, con todo los que nos hiciste sufrir". Desde ese momento el rostro de él ya no fue el mismo y su actitud fue otra.

Así fueron los primeros minutos en la Argentina de Juliá Noceti, que además de piloto de aviones es abogado, fue extraditado desde España a para terminar de cumplir la pena de 13 años de prisión que le impuso en diciembre de 2012 la Audiencia Provincial Sección Octava de Barcelona. Su hermano Gustavo, el empresario que alquiló el lujoso Bombardier Challenger 604 donde se ocultó la droga, recibió la misma pena.

Cumplió casi la mitad de la pena (fue detenido el 2 de enero de 2011 en el aeropuerto El Prat de Barcelona) y pronto estaría en condiciones de pedir el beneficio de las salidas laborales. Así lo adelantó a LA NACION uno de los abogados que defendió a Juliá Noceti en el juicio celebrado en tierra catalana, Carlos Broitman.

"Está en condiciones de pedir las salidas transitorias. Espero que en poco tiempo pueda verlo ejerciendo la profesión de abogado. En la Argentina no tiene ninguna causa en su contra", dijo Broitman.

La condena impuesta por los jueces coincidió con lo que había solicitado el fiscal del juicio, David Benages. El representante del Ministerio Público había acusado a los hermanos Juliá de cometer "un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de un aeronave como medio de transporte específico".

Según la ley española, la pena de tráfico de estupefacientes tiene una pena de entre nueve y 12 años, pero se pueden sumar hasta seis años más si hay...

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