Un pibe de estirpe sencilla

No había un solo signo de altisonancia en su persona cada vez que visitaba una redacción o un piso de televisión. Guido Falaschi nunca parecía el "invitado". Al contrario. Su humildad lo forzaba a confundirse con el resto de la gente aunque estuviese ahí como el hombre del día. Los hábitos de muchacho sencillo cultivados en Las Parejas, la ciudad que lo había albergado desde su infancia (nació en Rosario, el 1° de octubre de 1989) seguían siendo los mismos que cuando todavía soñaba con ser uno más de los chicos que se lanzan a la velocidad más pura sobre los kartings que surcaban los caminos polvorientos de la geografía santafecina. El "Príncipe" tenía un destino de velocidad marcado en sus manos, que se veían tomado un volante para saciar su necesidad de medirse con los precoces colegas de su edad.De la promocional Stihl pasó a la Pre Juniors y de ésta al campeonato argentino de karts, pero como los jóvenes de su generación, no deseaba "estancarse" en ninguna divisional en busca de ganar un título. Lo importante era hacer lo más velozmente posible los escalones hasta llegar a la consideración que podría darle, por ejemplo, el Turismo Carretera. En 2005 ya estaba en la Fórmula Renault, convirtiéndose al poco tiempo en protagonista y en 2008, su nombre empezó a estar en boca de los hinchas cuando ya sobre autos con techo, le peleó el campeonato de TC Pista a Agustín Canapino, quien finalmente se consagraría. Igual, tuvo su desquite en los monoplazas, porque ese mismo año se quedó con la corona de la FR tras una franca pelea con Matías Muñoz Marchesi. Tanta versatilidad no podía pasar desapercibida y a un ritmo de vértigo, el TC, el TC 2000 y el Top Race V6 pronto lo contaron entre sus filas.Sus características no se condecían con su modo de ser. Retraido, correcto y de palabras pausadas en su vida diaria, mutaba en un vendaval arriba del auto, donde era pura audacia y un piloto proclive a las maniobras arriesgadas en pos de una posición (y de un espectáculo?) mejor. Ello lo llevó a ganar varias carreras y a perder otras tantas. A una buena le sucedía una mala y así siempre.En 2011 brillaba con luz propia al triunfar en las tres categorías en las que participaba, incluido el celebrado éxito de Junín en el TC en agosto, que lo convertía en el 199° ganador de la categoría (ayer, Giallombardo completó tristemente la segunda centena). A la vez, se había perdido dos fechas de la Copa de Oro, suspendido...

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