Piazzolla, jazz y heavy metal

En una pared de Villa Urquiza hay un enorme afiche del Monsters of Rock. Pegadito, otro que en letras rojas y blancas repite la leyenda: "Pugliese, Pugliese, Pugliese". Parece una señal profética del inesperado cruce del heavy metal y el tango que está sucediendo en este mismo momento en Domus Artis. En el espacio que funciona como sala de ensayo del grupo Escalandrum está el guitarrista Marty Friedman, una estrella del heavy metal desde que, en 1990, ingresó a las filas del mundialmente famoso grupo Megadeth. El guitarrista se fue en 2000 del grupo -donde participó de discos emblemáticos, como Countdown to Extinction (1992)-, pero su fama persiste y realiza giras alrededor del planeta dando workshops de guitarras, como el que lo trajo a Buenos Aires.

En su camino, se cruzó con la música de Astor Piazzolla y entonces esta visita se transformó en una obsesión para el guitarrista: Friedman quería tocar la música de Piazzolla en Buenos Aires. Le hablaron del grupo Escalandrum, donde toca el baterista Pipi Piazzolla, nieto del legendario bandoneonista, y a partir de entonces comenzaron a llover los mails a la producción del grupo argentino. El encuentro fue inevitable.

"El tipo es fanático de mi abuelo, y cuando se enteró de nosotros nos mandó un mail para ver si podíamos tocar juntos su música, como un homenaje. Estaba muy complicado y todo se confirmó hace dos o tres días. Lo bueno es que Escalandrum es muy abierto y que cada uno tocó muchos estilos diferentes. Para nosotros es un lindo desafío y somos conscientes de que la música de mi abuelo es de todos, no importa el estilo que hagas. Además, el chabón es un animal y no cabe posibilidad de que salga mal", contaba Pipi Piazzolla unos días atrás, desde el exterior, donde se encontraba de vacaciones, mientras el resto del grupo no para de ensayar con Friedman antes del concierto de hoy en la Usina del Arte.

El ritmo en la sala de ensayo de Villa Urquiza es intenso y tiene clima de jam session. Ahora Marty Friedman intenta un solo furioso en "Libertango" mientras Nicolás Guerschberg en piano y Mariano Sívori en contrabajo groovean en una potente base para que pueda lucirse con una de las melodías más reconocidas de Astor Piazzolla en el mundo entero. Friedman estira las cuerdas, ataca las notas con su veloz técnica, lucha con los cromatismos piazzolianos, transpira, cabalga en sus riffs pesados y sale triunfante con un efecto distorsionado en una nota final que el guitarrista parece sostener...

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