El piano: ese objeto de deseo

El pianista y compositor argentino Luis Bernasconi fue hijo de un afinador de pianos en tiempos de Rosas y el primero que introdujo en Buenos Aires, según lo registra nuestra historia, el negocio de alquilarlos. Fue en La gaceta musical, que se editó en esta ciudad entre 1874 y 1887, donde asegura que "no hay ciudad en el mundo en la que, en proporción de habitantes, se encuentre mayor número de pianos que los que existen en esta filarmónica ciudad".Naturalmente, no disponemos de auténtica información para dar fe a esa afirmación. De todas maneras, digamos que el maestro era un tanto exagerado. Por referencias históricas, el piano era objeto de ejecución y estudio desde la primera década del siglo XIX. Hacia 1820 ya existen academias y profesores particulares de piano, entre otros instrumentos. De ahí que en 1832 Juan Bautista Alberdi dé a luz su Ensayo de un método nuevo para aprender a tocar el piano con la mayor facilidad. Por lo que se lee en este escrito, tocar el piano era algo así como un hábito cotidiano. ¿Y acaso no encontramos, según lo comentamos hace unas semanas, un piano llevado desde Buenos Aires a nuestras Malvinas, en 1829, donde lo tocaba una dama para acompañarse en el canto?Bien, toda esta historia es muy bonita. Pero...

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