Los pianistas pueden ser vampiros

Duelo de palabras. Las discusiones entre Arthur Rubinstein e Igor Stravinsky se desataron en 1919 a raíz de la negativa del gran pianista polaco a interpretar Piano Rag Music, la obra que, precisamente, el compositor ruso le había dedicado. Le explicó: "Estoy más que orgulloso de tener su manuscrito, pero soy un pianista de los viejos tiempos. Su pieza está escrita para percusión y no para mi manera de tocar el piano". En Mis muchos años, su autobiografía editada en 1980, Rubinstein recordaba cómo aquel diálogo fue subiendo de tono a medida que cada uno sostenía sus propias ideas y conceptos. "Veo que no entiende esta música", le dijo Stravinsky, e, impaciente, se sentó al piano para mostrarle cómo era esa obra que Rubinstein no aceptaba. "Se puso a aporrear el piano y la tocó como diez veces. Y yo, cada vez con mayor intensidad, sentía un profundo rechazo por esa pieza." La desavenencia se iba tornando desagradable. El autor de La consagración de la primavera sentenció: "Usted todavía cree que puede cantar con el piano, pero eso es una ilusión. El piano no...

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