Los Petersen: 'Es bueno trabajar en familia si cada uno tiene su rol'

Una marca registrada en gastronomía. Así funcionan Los Petersen, un sello detrás del cual las individualidades que lo forman se mezclan a los ojos de una audiencia que, desde hace años, los sigue a través de sus proyectos gastronómicos. Y más masivamente, claro, a través de sus programas de cocina. El más reciente, la segunda temporada de Los Petersen, recetas caseras (El Gourmet), los vuelve a exponer a una notoriedad que viven de forma diferente, como distintas son sus personalidades dentro y fuera de la cocina, incluso cuando para muchos no quede claro quién es Roberto (49) y quién es Christian (48). Y menos aún sepan que hay un tercer hermano también chef en la empresa familiar, negocio que han sabido desarrollar y hacer crecer escapando a las amenazas que habitualmente penden sobre las empresas de familia. ¿Cuál es el secreto? Ellos lo dirán.

-¿Cómo llegaron a la cocina?

Christian Petersen: -Cuándo teníamos 10 años nuestra mamá tenía el restaurante del San Isidro Club y del Colegio Marín. Sábado y domingo había que ir a ayudar a mi vieja o nos dejaba jugando al rugby en el SIC y ella atendía el restaurante. Siempre fue nuestra casa, y fuimos creciendo. En el caso de Roberto, pasó de alumno ejemplar a cocinero ejemplar, y yo pasé de alumno echado a trabajar en la caja de un restaurante para subsistir. Y la verdad es que descubrimos a través de la gastronomía que los tres -porque somos tres hermanos que trabajamos juntos- tenemos muy buena vocación de servicio: nos gusta atender a la gente. Y así se dio un poco todo. Entre que nuestra madre tenía la expertise, un poco la necesidad y luego esta facilidad para atender al público y cocinar hizo que siguiéramos.

-¿Tienen personalidades distintas al cocinar?

Roberto Petersen: -Somos dos personas distintas, con personalidades distintas y dos estilos. Christian es un tipo al que le gusta emprender, que le gusta el abismo, no le asustan las cosas, y eso está bueno para que la empresa siga yendo para adelante, buscando nuevos horizontes.

C. P.: -Él es bastante metódico, prolijo, ordenado y serio. Le gusta mucho viajar y eso hace que su cocina esté influida más por otros sabores. Yo soy más tranquilo y voy a la simpleza de los sabores. Creo, sí, que tengo más empuje, más consistencia.

-¿Y se llevan bien en el día a día?

R. P.: -Si bien pudo haber algún conflicto en algún momento, como empresa de familia logramos ir acomodándonos cada uno en su rol y no hubo esa competencia de hermanos, sino al...

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