La perspectiva García

Líneas paralelas-artificio imposible / / Dirección: Charly García/ The prostitution: Carlos García López, Fernando Samalea, Fabián Quintiero, Toño Silva, Kiuge Hayashida, Carlos González, Rosario Ortega, Julián Gándara, Christine Brebes (violín) y Hernán Ringer (violín)/ Kashmir: Demir Lulja, Elena Iakovleva, Carlos Cosattini y Juri Nakamura en violines, Carolina Folger y Mariela Meza en viola, Patricio Villarejo y María Eugenia Castro en violonchelo/ Artistas invitados: Bernard Fowler (voz), Bernardo Baraj (saxo) y Jean Francois Casanova (representando a "La Tercera")/ Imagen: Renata Schussheim/ Lugar: Teatro Colón (anteanoche; repite el lunes 30). Nuestra opinión: muy buenoLíneas paralelas, artificio imposible. Se abre el telón y la perspectiva, ese arte o apariencia que tanto obsesionó a Charly García en el último año, se ofrece como punto de partida, de despegue, de eje temático planteado desde lo musical y también desde lo escénico, de la mano de una vieja aliada como Renata Schussheim. Sombras nada más y una pista imposible, infinita, que en el horizonte del tablado más pituco y profundo de Buenos Aires cruza sus líneas y quiebra alguna que otra regla, no más. Entonces sí, cuando desde el fondo aparece la figura desgarbada del director, en este caso Carlos García Moreno Lange, vestido como si los años 80 nunca hubiesen terminado, el cuadro estuvo completo, incluso antes de empezar.Anteanoche, Charly García tuvo finalmente su noche deluxe en el Teatro Colón. Algo con lo que había podido fantasear de pequeño, cuando paseaba con agilidad sus dedos flacos por las teclas del piano, en las largas clases del Conservatorio Thibaud-Piazzini. Algo que desde sus años de juventud, a través de sus más intrincadas composiciones, se plasmó como una obviedad y que desde la fundamentalista época del "concepto constante" en adelante parecía una utopía.Porque García recorrió el camino inverso al de la mayoría de los músicos populares: del purismo clásico de sus primeros años al rock and roll del aguante. Algunos dirían que se trata de una extraña suerte de involución. Para Charly es simplemente Say No More.A fin de cuentas, de artificios imposibles se trataba este espectáculo, que comenzó como una sinfonía con una orquesta de 50 músicos en escena y que se corporizó como otro capítulo (¿el último?) de una etapa de revisionismo de la obra de García que se inició hace cinco años, tras su última internación. Desde entonces, el hombre recuperó su vasto y exquisito...

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