La personal trainer de Cambiemos

A pesar de que la gestión y la campaña no le dejan demasiado tiempo libre, María Eugenia Vidal ha retomado la lectura. Cuando comenta a sus íntimos, así como al pasar, que comenzó a leer un libro sobre reinas y les percibe la cara de "what????", enseguida los tranquiliza. Asegura que lo compró por curiosidad porque en la tapa vio que una de las biografías incluidas era la de María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, más conocida como Eugenia de Montijo. Es que su padre siempre le había dicho que le pusieron María Eugenia de nombre por la esposa de Napoleón III. Parece que ahora va justo por la parte en que Montijo se convierte en emperatriz. ¡Chan!

Pero Vidal, en verdad, está lejos de sentirse reina de algo. Ni siquiera le gusta que la asocien con la figura de la locomotora que lleva adelante la campaña bonaerense. A la hora del rótulo prefiere "laburante", pero si la metáfora va para el lado del fútbol, no se aferra a ningún papel en particular: de ser aguatera a hacer un gol, pasando por alentar desde la tribuna, asegura que está preparada para ocupar el lugar que sea necesario, tal vez porque tiene muy presente la época en las que tiraba boletas por debajo de las puertas o prestaba colaboraciones menores en otros procesos electorales cuando no era nadie. "Hice toda la escuelita", recuerda, y por eso no le teme a cambiar de roles las veces que sea necesario.

Y así también con su carácter, que suele ser suave y muy femenino, pero que puede encresparse si la provocan. "Tengo un defecto y una virtud: se me nota todo en la cara", confiesa. Por eso impactó tanto su enfático manifiesto en Intratables cuando cerraba la campaña de las PASO. Dos motivos la sacaron entonces: 1) detrás de cámaras estaban sus dos hijas, que la habían acompañado al estudio, y por eso la irritó que Diego Brancatelli las incluyera, de alguna manera, en su pregunta comentada ("la gobernadora decía que ella quiere un país para sus hijos, que vivan tranquilos; recordemos que ella vive en una base militar") y 2) también ya venía acumulando bronca por lo que consideraba una "campaña tramposa" por parte de Cristina Kirchner que disimulaba las aristas más controvertidas de su personalidad y gestión. En ese sentido, ahora se siente más tranquila tras la entrevista a la ex presidenta que le hizo Luis Novaresio porque considera que volvió a surgir la Cristina verdadera, con sus negaciones y asperezas acostumbradas.

A Vidal la subleva que los dirigentes kirchneristas...

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