Perón hablaba menos que Cristina

En el pasado, cuando la cadena nacional era sólo esporádica y para noticias extraordinarias ?anuncios puntuales, mensajes navideños, algún episodio de conmoción nacional?, se le reservaba el horario central de las 21. Se pensaba, con razón, que entonces la familia iba a estar reunida en su casa y más gente recibiría el mensaje. Era muy concisa y siempre comunicaba novedades puntuales y de gran trascendencia. Por fuera de esa franja, la apertura de las sesiones legislativas, las transmisiones del mando o los partes del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas durante la Guerra de las Malvinas podían sorprender en otros horarios, pero eran más bien excepcionales.Los memoriosos recuerdan que a Álvaro Alsogaray, cuando fue ministro de Economía, le gustaba hablar los domingos a la noche porque sabía que, salvo los títulos deportivos, nadie más competiría con él y así se aseguraba más centimetraje en la prensa del día siguiente. Por cierto, varios titulares de la cartera de Hacienda fueron los más largueros con las cadenas noctámbulas a la hora de presentar algo que se ha extinguido del todo en la Argentina, al menos de 2003 para acá: explicitar un plan de acción. Así, por ejemplo, el 2 de abril de 1976, José Alfredo Martínez de Hoz pronunció un kilométrico mensaje para anunciar su letal programa económico, que terminaría afectando gravemente a la industria nacional.En el caso de la más alta magistratura del país, invariablemente, quien fuese el que estuviese a cargo, civil o militar, aparecía serio, sentado detrás del escritorio, con la bandera argentina a un costado. Era casi la única ocasión que se tenía de ver y escuchar a quien comandaba el Estado. Sólo a partir de Carlos Menem, los máximos gobernantes empezaron a prodigarse con más frecuencia en circunstancias informales y relajadas. El mandatario riojano se movía con tanta soltura, conforme a las pautas televisivas, que era frecuente invitado a programas de todo tipo, incluso de humor, y hasta participaba en competencias deportivas. Usaba poco la cadena nacional porque no la necesitaba: atravesaba toda la programación como un miembro más de la farándula. Era completamente extrovertido y tenía una respuesta para todo micrófono que se le acercara.Históricamente, los mensajes presidenciales, por lo general, no excedían los veinte minutos, y la cadena nacional siempre llamaba la atención, precisamente, por ser un procedimiento del todo infrecuente que invariablemente sorprendía.En tiempos de Fernando de...

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