La perla negra del flamenco

"Claro que soy una mujer difícil. Porque estoy muy bien hecha. Tengo de todo. Y de lo más rico", dice. Con una sonora carcajada muestra todos los dientes blancos como madreperlas. También muestra que no se toma demasiado en serio y que no le importa sonar políticamente correcta. Concha Buika es carne viva. Así contesta y así canta. No dará definiciones, pero sin duda en su discurso subyace la idea de una libertad instintiva, casi animal, que emana por sus poros, que sale a través de esos ojos color ébano y de su voz rasposa para impactar en el corazón de sus seguidores de todo el mundo. Porque esta mujer, encantadora y visceral, nacida en Mallorca, hija de exiliados africanos, fue aplaudida en los escenarios más codiciados y bautizada por Chavela Vargas su "hija negra". Hoy, Buika llega con su energía ancestral a la Argentina para hechizar al público desde un escenario que ya la tuvo en dos ocasiones (2009 y 2012), el Gran Rex, y presentar su último disco, La noche más larga.Con una blusa verde esmeralda, pantalón oscuro, un cinturón bordado y sandalias altas pese a su conocida obsesión por caminar descalza, se arregla el pelo azabache con las manos, y sus uñas larguísimas hacen dibujos en el aire cuando habla. Todo suma a su mística exótica. Sin embargo, elige mostrarse mundana. Se presta dócil a la sesión de fotos y se ríe de sí misma, a carcajadas: "Me siento como Lady Godiva". Vana humildad. Mucho más que Godiva, Buika se lleva el mundo por delante.-¿Qué sentís en el escenario, con todos esos ojos puestos sobre vos?-Es que no me están mirando a mí. La tribu es parte del show. Nos tienen un poquito engañados con eso de las discográficas... La tribu es la que decide siempre. Si vas a cantar o no, qué vas a cantar, si tu música va a pasar a ser música de la eternidad o no, si tu disco se va a vender. Todo eso es la tribu. En el escenario me abro y dejo que la tribu me dirija. Yo soy la que tendría que...