Pepe Soriano: 'Me están vendiendo carne podrida de todos lados y no me gusta'

Un agujero en la pared medianera, cubierto por una placa de acrílico transparente, deja ver algo más que ladrillos centenarios. Para Pepe Soriano, el dueño de la casa donde se encuentra esa pared, representa el rescate de la cercanía con el barrio y con sus vecinos. De los afectos más intensos (además hay un valor inmanente que realza su importancia: del otro lado de ese bloque rojizo desgastado, vivía el poeta Raúl González Tuñón, un porteño -como Soriano que, desde el fondo del vaso, hablaba de Juancito Caminador, de la calle del agujero en la media o de los barrios amados).

De esa estirpe y sensibilidad está hecho Soriano, quien cuatro décadas atrás hurgaba en la nueva dramaturgia argentina -conformada por Germán Rozenmacher, Carlos Somigliana, Ricardo Halac, Ricardo Talesnik o Roberto Cossa buscando textos que lo expresaran. De este último surgió La nona. Tenía un protagónico cantado, aunque el plan inicial quedó trunco. "Le pedí a Cossa un texto sobre una vieja, pensando en un programa de televisión semanal, de media hora de duración. Era una boutade, un chiste. Escribió una obra extraordinaria para teatro. Entonces le dije: «Te doy el dinero, pero aguántame un año». Tito no pudo esperar. La estrenó de inmediato, con Ulises Dumont, Luis Brandoni, Javier Portales y José María Gutiérrez", evoca hoy Soriano, quien a sus 85 y casi a cuatro décadas de su estreno, la presentará por primera vez en teatro. Será en el Bristol, de Mar del Plata, desde este viernes, dirigida por Jorge Graciosi. Junto a él están Hugo Arana (quien ya interpretó al personaje en la versión musical de 2001), Gino Renni, Miguel Jordán, Mónica Villa, Sabrina Carballo y Patricia Durán (esta última también encarnó a La Nona en otra versión).

¿Qué nuevos elementos incorporaron al libro?

Ninguno. Se mantiene exactamente el original. Además, Cossa estuvo en el último ensayo previo al viaje a Mar del Plata: tiene un particular celo por el texto. No permitiría que le tocáramos no digo una escena, ¡ni una frase!

¿Por qué eligió La Nona ahora?

Un día de 1980 me llamó Atilio Mentasti (productor de Argentina Sono Film), y con su voz gruesa me anunció: «Te liberaron por seis meses». Yo estaba prohibido: significaba que podía trabajar. Aprovechamos este libro para hacer la versión en cine, que dirigió Héctor Olivera. Curiosamente, quedó como una película de culto. Mucho tiempo después hablaba de esto con Carlos Rottemberg, y le propuse hacerla cuando tuviera 85 años. ¡Y se acordó...

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