La peor de las herencias (I)

La democracia es mucho más que un simple procedimiento formal para la elección de los gobernantes mediante el voto popular. Es un sistema que aspira a construir una identidad común que supone, esencialmente, el respeto por los derechos de todos los ciudadanos y la consiguiente realización efectiva del pluralismo político.Exige también la observancia irrestricta del Estado de Derecho, que se basa en la limitación y división del poder entre los órganos del Estado mediante un sistema de frenos y contrapesos tendiente a lograr un equilibrio que impida el abuso de las potestades que ejercen los gobernantes sobre los individuos y las distintas organizaciones sociales y económicas.La pieza central que permite el funcionamiento armónico de cualquier democracia, sobre todo cuando el partido gobernante cuenta con mayoría parlamentaria, es la independencia del Poder Judicial, establecida para asegurar los derechos y garantías constitucionales y el principio de legalidad, tanto respecto de los conflictos entre privados como los que suele generar la acción del Estado.Lamentablemente, desde los sucesivos gobiernos kirchneristas se ha convertido en culto la práctica de imponer, en detrimento del pluralismo democrático, un pensamiento único cuyo ciego acatamiento es condición necesaria para la ayuda del Estado, la sobrevivencia política de los dirigentes y gobernantes, el éxito de los empresarios y sindicalistas, la subsistencia económica de una provincia, la designación de jueces, la distribución de la publicidad oficial y los precios de la economía, entre otras muchas cuestiones relevantes.La personificación del poder es parte del proceso de identificación del Estado con el partido gobernante, constituyendo una de las formas típicas del Estado totalitario, ahora teñido de una suerte de religión populista, cuya jefa espiritual, a tenor de los dichos del propio vicepresidente, Amado Boudou, es la primera mandataria de la Nación. Mientras tanto, aunque con algunas libertades y derechos inexistentes, el país entra en muchos terrenos que nos están conduciendo a graves problemas sin que la Presidenta parezca darse cuenta de lo que está ocurriendo.La inflación incontenible, provocada por el desmadre del gasto público y la política monetaria expansiva, nos sitúa junto a Venezuela en una de las escalas más altas de América latina, cuando el mundo se encuentra en recesión. Unida a la situación de inseguridad provocada por el auge de una delincuencia altamente organizada que...

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