El peor estreno para Avellaneda

Volvió el fútbol y hubo un gran perdedor. La primera fecha del torneo Final castigó a Avellaneda. A la vera del puente Pueyrredón se maldice por Racing y se llora por Independiente. Los Rojos no se despegan del descenso luego de una derrota que duele ante Newell?s (3-1), mientras la Academia cayó sin atenuantes con Rafaela (3 a 0). Aun con circunstancias distintas, los dos traspiés dejaron a ambos equipos mal parados de cara al futuro. Y se enfrentarán en dos semanas, en el clásico de la ciudad.El paso en falso de Independiente en su estadio fue el mayor impacto. Por las consecuencias: fue la tercera vez que los Rojos desperdiciaron la oportunidad de salir de la zona del descenso. Pudo haber puesto un pie en la salvación en la última fecha del torneo Inicial (2-2 con Colón), en el partido postergado con Tigre (1-1) y ayer, con Newell?s. Las tres veces, ante su gente. A esta altura da la sensación de que el peor rival de Independiente es Independiente. Los números, crudos, fríos, son inobjetables: lleva nueve partidos sin ganar. El destino tampoco lo ayuda: el fixture le depara un viaje a Liniers, para jugar por la segunda fecha con Vélez (el último campeón) y luego recibir a Racing.En ese contexto, resulta hasta entendible que los hinchas de Independiente busquen amuletos. Se refugien en talismanes ocasionales. La fe no se explica, y por eso el desconocido Juan Fernando Caicedo recibió aplausos infrecuentes. Como si la gente de Independiente le hubiera agradecido de antemano por ponerse la camiseta roja. Los otros dos elogiados fueron más comunes: el Rolfi Montenegro y el Tolo Gallego.La marcha del partido les devolvió a los hinchas muecas a las que están demasiado acostumbrados. Sufrieron hasta la angustia por un penal a las nubes (pateado por Farías) y, al instante, un gol de los rosarinos por un contraataque. Como para que a nadie le quedaran dudas de que Independiente está destinado a sufrir desde acá hasta junio. Es cierto que la historia de los Rojos está más emparentada con la gloria que con la tristeza deportiva, pero esta versión 2013, acogotada por el promedio, está obligada a responder. Los jugadores saben que no hay margen de error. Esa sensación conspira contra sus rendimientos.A metros del Libertadores de América, en el Cilindro de Avellaneda, se respiraba, hasta ayer, una realidad completamente distinta. Había mantenido su...

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