Penal errado, silbidos, golazo, reconocimiento: todos los Messi

FRÁNCFORT.? El Commerzbank Arena de esta ciudad no es un estadio más para Lionel Messi. Aquí debutó como titular con la camiseta del seleccionado en un Mundial. Y ayer, con la misma escenografía, vivió otras emociones fuertes: le atajaron su primer penal jugando para Argentina, convirtió un nuevo gol (que sirvió para el 2-0 parcial) y hasta saludó a un hincha anónimo que se burló de la seguridad e ingresó en la cancha sobre el final del encuentro sólo para estrecharle la mano.El partido del capitán argentino entregó dos imágenes contrapuestas. Al final del primer tiempo fue el último en irse al vestuario. Lo hizo con la cabeza gacha, como si no fuera el mejor jugador del mundo sino uno gris, ordinario. Todavía le duraba la bronca por el penal que el joven arquero alemán Marc-André ter-Stegen, frío, recién ingresado por la expulsión de Ron-Robert Zieler, el titular, le había atajado. Enojado consigo mismo y con la imagen que daba en el encuentro, pese al 1-0 parcial que favorecía a Argentina por el gol en contra de Khedira.Ese penal fue el punto límite, tal vez su peor versión durante toda la tarde alemana. De ahí en adelante, y luego del descanso, la Pulga mostró lo mejor de su repertorio. Aprovechó los espacios que brindó Alemania en su última línea y, con su gambeta eléctrica, desparramó rivales como si fuera un juego de niños. Todavía está viva esa jugada en el segundo tiempo en la que los zagueros locales parecían soldaditos de plomo, inmóviles ante el talento del rosarino. A la maniobra sólo le faltó una definición más precisa, que hubiera significado un gol para enmarcar.Una hora después, la instantánea era opuesta. La Pulga saludaba uno por uno a sus compañeros. Hablaba con el árbitro. Celebraba en la intimidad y hasta se mostraba atento ante cada consulta periodística. Lo que antes era fastidio ahora mutaba en alegría; la bronca era tranquilidad. Aunque, perfeccionista como es, la procesión iba por dentro: "Estoy caliente por ese penal porque sé que lo pateé muy mal. En ningún momento levanté la cabeza y lo erré", confesó luego del partido.Los hinchas alemanes, que silbaron y gritaron hasta desgañitarse desde que lo vieron en la pantalla del estadio cuando llegó la delegación argentina, terminaron rendidos ante las evidencias. Con 45 minutos de fútbol, el capitán argentino consiguió que el público local gritara "¡Messi, Messi!" y aplaudiera los avances y los movimientos de la pelota de los jugadores argentinos.Messi fue uno...

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