La peligrosidad de las barrabravas

No podría decirse que la sociedad ignora la real medida de la peligrosidad de los barrabravas y sus insidiosas agrupaciones seudodeportivas.Más de un episodio impregnado de violencia los ha tenido por protagonistas durante estos últimos días, echando por tierra –por si hacía falta– con la ingenua suposición de que se trata de "buenos muchachos", dedicados en exclusividad a darles rienda suelta a sus simpatías futbolísticas.En realidad, las barras bravas y sus integrantes son organizaciones marginales, reiteradas transeúntes del borde mismo del abismo del delito y, por lo general, emparentadas con la distribución y el consumo de drogas, que muchas veces son utilizadas como grupos de choque por sindicalistas y políticos.Desde hace ya bastantes años medran con la impunidad que les brindan la inactividad de la Justicia, el cada vez más evidente respaldo de ciertos funcionarios, políticos y conocidos sindicalistas, junto con el de la mayor parte de los dirigentes de los clubes de fútbol, y el de muchísimos futbolistas, atemorizados y sometidos por las barras bravas a fuerza de aprietes, amenazas y exacciones verbales y de hecho.Barrabravas de Racing, Quilmes y San Lorenzo acaban de interpelar a los jugadores de sus respectivos equipos para exigirles mayor rendimiento en el campo de juego. A fuerza de acostumbrados, esos episodios no levantaron mayor polvareda, a pesar de que en la entidad de Avellaneda los violentos rayaron alevosamente el automóvil del jugador Brian Lluy. El martes, fanáticos de Tristán Suárez incurrieron en similares procedimientos, pero con un agregado mucho más intranquilizante, pues empuñaban armas de fuego y no se privaron de dispararlas al aire.Como si no bastase con esos desafueros, por lo menos un confeso barrabrava de Defensa y Justicia, Cristian Favale, ha...

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