Una peligrosa nostalgia por el viejo régimen

La codicia nos vuelve burdos. "Quiero una guita por mes", susurra el periodista, y el ministro de la gobernación traga saliva: "No sé de qué me estás hablando". Toman café en un bar de La Plata, y el periodista es una estrella de la televisión; le preocupa, como a todos, el . "Raro que no entiendas, porque el que antes ocupaba tu cargo sí la ponía, todos los meses". Se refiere, con algo de nostalgia, a la administración sciolista, pero el colaborador de es nuevo y tiernito, y no comprende muy bien los códigos. "A mí me da igual si la ponés vos, si la ponen a través de un área de la gobernación o por medio de la SIDE, pero si no quieren quilombo, hay que ponerla", dice el comunicador. Es una amable amenaza. Hugo Alconada Mon describe en La raíz de todos los males también la de los , para no dejar afuera del gran reino del pecado ni siquiera a sus propios colegas. Con idéntica precisión desnuda el management de la venalidad que practican los hombres de negocios. Comienza por una escena digna de Puzzo, con la cena de camaradería de todos los viernes, donde amantes de la institucionalidad y del libre mercado pactan los ganadores de cada licitación, en un círculo cerrado que simula competencia, crea sobreprecios y habilita los sobornos. Estos mismos enjuagues, en la Cámara Argentina de Empresas Viales se hacían frente a la imagen de la Virgen de Luján, patrona de la seguridad vial, que presidía la sala de reuniones: antes de comenzar cada sesión, la daban vuelta para que la Madre de Cristo no presenciara los actos deleznables. Con su pluma Montblanc de mil dólares, un empresario le explica a Alconada Mon cómo se pagaban las cometas: "El funcionario pide el 10%. A eso sumale otro 5% para el ganador (porque no voy a correr el riesgo de pagar una coima sin un 'premio' para mí, ¿no?). Y a eso añadile otros 2 puntos para las empresas que perdieron". La cuenta se complejiza, y es tratada dentro de la escala de costos y como parte normal del business plan. Hay una tasa de evasión fiscal, un costo de oportunidad, rubros de logística (para pagar valijeros, choferes, lavadores) y un seguro de riesgo, "dinero de reserva para el caso de que el soborno salga a la luz y haya que pagarles a abogados, fiscales y jueces".Más adelante, el libro narra la tradicional llamada del 22 de diciembre que un operador, con contactos en los servicios, suele hacer a ciertos funcionarios judiciales que se atreven a la independencia. El operador supuestamente desconoce el...

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