El peligro que acecha al gobierno de los enemigos

Máximo Kirchner, en la marcha del 24 de marzo; eligió una camiseta irónica, con los botones del joystick de la PlayStation

"Si explota, explotamos todos". Un referente del kirchnerismo visceral suelta la frase al cierre de una semana en la que el Frente de Todos coqueteó con una crisis institucional autoinfligida. Como en la guerra fría, solo la conciencia de la destrucción mutua garantizada pudo pausar la batalla interna que tiene empantanado al gobierno de Alberto Fernández .

Al Presidente se lo escuchó vocear en público gestos de autoridad -"el que toma las decisiones soy yo"- mientras enviaba mensajes desesperados al búnker de Cristina Kirchner en busca de un pacto de gobernabilidad . La vicepresidenta le sigue clavando el visto y bendice la andanada de descalificaciones irrespetuosas que a diario lanzan contra él dirigentes del propio oficialismo. Ella deja en claro en sus reuniones privadas que este gobierno no la representa. Pero, aunque no lo diga, asume que no puede dar un portazo . Por su propio bien.

Alberto Fernández, el 24 de marzo; su acto fue a puertas cerradas

La única línea confiable de comunicación entre ellos es el ministro del Interior, Wado de Pedro , con quien el viernes Fernández se reunió a solas dos horas. De Pedro había sido el único referente del cristinismo en emitir un apoyo público al acuerdo con el FMI, origen de la fractura de la coalición. El jueves participó, fervoroso y visible, en la masiva marcha de La Cámpora por el aniversario del golpe de 1976 que se planificó como un desafío de poder al Gobierno y una condena al Fondo. Un canto a la flexibilidad.

El tratado de convivencia se construye entre sobreentendidos, un mal de origen de la coalición peronista. Fernández presupone que ejercerá el mando con mayor autonomía, sin necesidad de quitar a los opositores internos de sus puestos de poder. La Cámpora y el cristinismo entienden la etapa que viene como una fase de resistencia dentro de un gobierno que les pertenece. "No nos vamos de algo que gestamos", desafío Andrés "Cuervo" Larroque . Son palabras que combinan con la caracterización de Alberto Fernández como "okupa" de aquel audio incendiario grabado por la exdiputada Fernanda Vallejos .

La teoría del gerente infiel sirve a nivel del relato exculpatorio del kirchnerismo . Pero plantea un horizonte sombrío para el devenir económico. Después de la aprobación del acuerdo con el FMI , ese gobierno de enemigos enfrenta un camino sinuoso en el que todas las decisiones económicas tendrán un componente antipático. Hay que gastar menos, por mucho que el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán , insistan con que no hay ajustes en el horizonte.

Wado de Pedro en una de los motos de la...

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