Pedido a la señora

"Policías de civil empezaron una cacería de gente y de periodistas."

(De Cristina Kirchner)

ha marcado un límite insoportable entre los primates y los descendientes de los primates, es decir, entre aquéllos y la gente y entre aquéllos y los periodistas. Ha decidido por convicción y por esa intuición que transforma sus verdades en las únicas posibles que los periodistas no somos gente. Ha sido rotunda. En ocasión de la brutal refriega tras la marcha en reclamo por la aparición de Santiago Maldonado, tuiteó: "En esta oportunidad, policías de civil se pusieron un chaleco y empezaron una cacería de gente y de periodistas". De ellos (la gente) y de nosotros (la no gente).

¡Qué dolor intolerable el ninguneo! Justo de parte de Cristina, que siempre ha tenido calificativos para todos, a nosotros -los remeros de los ríos de tinta que tanto la afectan, los artesanos de los titulares en letras de molde que tanta urticaria le causan- nos pone en un limbo existencial. Nos manda a la misma nada.

¿Por qué ese desprecio? Desde el Club Argentino de Cronistas Atormentados (registro en trámite hasta que hallemos una mejor sigla que CACA), le pedimos que nos incluya en sus pensamientos. Si eso la violenta, al menos queremos aparecer en sus escuchas telefónicas. No aceptamos ser menos que Parrilli a quien usted llamó "pelotudo", o que Tinelli, de quien dijo que es "un idiota". No le exigimos que nos llame "traidores" porque, según usted ya hay muchos (Pichetto...

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