Patria grande, segunda temporada: ¿qué muestra el tráiler?

Alberto Fernández y Gabriel Boric en la Cumbre de las Américas

Ya llega la segunda temporada de la patria grande latinoamericana. Sus protagonistas prometen capítulos llenos de finales felices; sus seguidores festejan, pero sus críticos se aferran a sus sillas y anticipan tramas de terror. ¿Quién de todos tendrá razón? ¿Y, más aún, qué ganará una región aplastada por la falta de crecimiento, el desgaste democrático y la pobreza, asediada por las organizaciones criminales y cada vez más aislada del resto del mundo?

El elenco de esta nueva temporada sumó un nuevo protagonista la semana pasada, con la elección de Gustavo Petro como primer presidente de izquierda de Colombia, y podría completarse en octubre si Luiz Inacio Lula da Silva regresa al poder en Brasil. Cristina Kirchner, Lula y decena de dirigentes de izquierda se subieron al tren de festejos regionales por la victoria de Petro y saludaron la nueva era de izquierda.

El propio Petro ya había festejado, cuando él era aún precandidato presidencial, la irrupción de "una nueva contemporaneidad latinoamericana , diferente a la que se constituía en los 70″ el día en que Gabriel Boric se convirtió en presidente de Chile, en diciembre de 2021. ¿Cuán diferente o parecida será esta "contemporaneidad latinoamericana" de la que se constituyó comenzado el siglo XXI?

Con una victoria de Lula en octubre podría confirmarse la segunda temporada de la patria grande

1) El capítulo inicial

La primera "patria grande" tuvo su capítulo más popular cuando terminaba la década inicial de este siglo: Luiz Inacio Lula da Silva, en Brasil; Cristina Kirchner, en la Argentina; Hugo Chávez, en Venezuela; Michelle Bachelet, en Chile; Rafael Correa, en Ecuador; Tabaré Vázquez y Pepe Mujica, en Uruguay; Manuel Zelaya, en Honduras; Leonel Fernández, en República Dominicana.

No todos ejercieron el poder de la misma manera; algunos fueron autoritarios y dividieron irremediablemente a sus naciones; otros fueron institucionalistas y consolidaron democracias incipientes. Algunos afianzaron el desarrollo de sus países y torcieron la curva ascendente de la pobreza para siempre; otros amagaron con la bonanza pero terminaron dilapidando el boom de commodities. La mayoría compartió la prédica antinorteamericana que moldeó la (mala) relación de la región con Washington y que se calmó algo cuando Barack Obama se mostró dispuesto al deshielo con Cuba.

En ese momento, cuando despuntaba la segunda década, el viento de cola no era solo...

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