La Patria es el mes de octubre

El Papa anda con una inquietud terrenal: las elecciones de octubre en la Argentina. Es uno de los temas que salen desde hace algunas semanas en sus conversaciones con interlocutores argentinos. Teme que si el Gobierno pierde ese test legislativo, algo que no sería improbable dado el creciente hartazgo de los votantes en todo el mundo, la Argentina se verá en problemas. Jorge Bergoglio ha sido siempre un conservador.

Esos análisis en la intimidad pontificia, que van desde el Brexit hasta la derrota de Renzi en Italia o el triunfo de Trump, incluyen claros mensajes hacia la política local. Advierte, por ejemplo, que el PJ deberá dirimir sus divergencias en soledad, que él no intervendrá en esa interna, que quien sostenga lo contrario estará mintiendo y que, más aún, ayudará a la Casa Rosada si percibe intentos de incidentes en diciembre. Aunque a veces no entienda algunos movimientos de Macri, admite, como su plan económico entero o el compromiso que acaba de asumir con las organizaciones sociales cediéndoles 30.000 millones de pesos de golpe, negociación que juzga apresurada y poco inteligente.

Por una vez, estas conclusiones coinciden con las de los empresarios. No hay ninguno que no vea en las próximas elecciones el verdadero hito de consolidación del proyecto macrista. Fue lo que decían varios de ellos el martes, apenas enterados del acuerdo opositor para el impuesto a las ganancias, y durante el cóctel que Amchan, la cámara de empresas norteamericanas en la Argentina, hizo en la residencia del embajador Noah Mamet. La semana fue para todos una muestra de argentinidad explícita. Y tal vez un punto de inflexión.

Ambas deducciones, la de Bergoglio y la de los empresarios, parten de la misma raíz, que es un cabal conocimiento del peronismo. No hay que elucubrar demasiado porque los propios dirigentes del partido suelen honrar una lógica distintiva casi como acto reflejo. Hace meses, en un desayuno con referentes de la política y la justicia, Miguel Ángel Pichetto evaluó en dos frases el futuro electoral. Si la economía anda bien, dijo el senador, vamos a perder en octubre, y si no repunta, ganamos. En el segundo caso, agregó, habrá que estar alertas porque "entonces entran a jugar cuestiones como la gobernabilidad". La palabra clave.

Estos apuros obligan al Pro a utilizar herramientas de política clásica que deberán convivir con una cosmovisión que se presume nueva y que le ha dado a Macri resultados electorales. Hay que repasar el discurso...

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