La patria se los demanda

El emotivo recuerdo de Esteban Bullrich a Mario Meoni

Finalmente, y con varios días de retraso, mi familia y yo pudimos volver a casa . Las gestiones personales del Presidente, preocupado porque cuando tenés ELA la demora en el tratamiento es irreparable, junto con la ayuda de otros funcionarios del gobierno nacional, acortaron la demora de mi regreso.

Volver después de estar varado te da una sensación de alivio total , especialmente cuando lo que te retenía lejos de tu hogar, como en mi caso, era un tratamiento médico. Pero este alivio no es suficiente para tapar la impotencia y la frustración que vivimos todos los que no pudimos volver a nuestras casas. En mi caso particular, eso va desde la angustia y la incertidumbre por el tratamiento que se interrumpe, con consecuencias que de mínima son desconocidas y de máxima pueden ser muy perjudiciales, hasta el esfuerzo emocional que implicó para mi mujer y para mí contener a nuestros cinco hijos, que ya vienen pasando por demasiadas cosas. Nadie debería estar obligado a transitar por una experiencia de estas características.

Manejarse así, sin ninguna consideración por las consecuencias que esas acciones arbitrarias pueden tener sobre la vida de personas reales y concretas, sólo puede ser consecuencia de interpretar la victoria en una elección circunstancial como un cheque en blanco. Como si la democracia fuese una ventana que se abre una tarde de octubre cada 4 años y se cierra esa misma noche, el triunfo electoral parecería otorgar el derecho a avasallar todo y a desconocer las normas básicas de la democracia y sus obligaciones más elementales, salvo cuando las críticas que se derivan de su propia incompetencia se las recuerda y alegan persecuciones políticas inexistentes.

Una vez más parece mentira -pero a la vez necesario- tener que aclarar esto: no es así como funciona una democracia republicana. El sistema en el que todos los argentinos elegimos vivir implica el equilibrio entre poderes que se controlan entre sí, una fidelidad a los valores fundamentales de la dignidad y convivencia humanas, y un respeto irrestricto por los límites que el propio sistema, que permitió elegirlos, les impone una vez que están en el poder. Es la manera que tiene la democracia, y en definitiva nosotros mismos, de asegurar su supervivencia y evitar que un ciudadano o una camarilla puedan reclamar únicamente para sí la representación de ese Estado.

Cuando la autoridad responsable de diseñar y aplicar las reglas...

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