Las patas de la mentira

En 2005, cuando que permanecía impaga desde el default de 2001, las autoridades impusieron a los bonistas fuertes quitas en sus acreencias bajo la premisa de que ésa era la única vía consistente con la recuperación de la solvencia del fisco de la Nación. Así, los bonistas que ingresaron en el canje sufrieron quitas cercanas al 65 por ciento. Como forma de morigerar la pérdida de valor impuesta a los acreedores, las autoridades argentinas agregaron a la oferta de canje un (por Producto Bruto Interno), que les permitiría recuperar a los inversores hasta 48 dólares por cada 100 de sus tenencias de deuda originales. Los pagos se efectuarían sobre la base del cálculo del 5% del exceso de crecimiento que el país obtuviese respecto a una trayectoria prefijada de tasas de crecimiento anuales cercanas al 3,2%, y siempre que la economía hubiera mostrado, además durante el año previo al pago del cupón, un crecimiento superior al 3,2 por ciento.La inclusión de ese instrumento no resultó suficiente para que el canje fuera exitoso. En 2005, sólo el 76% de los tenedores de deuda argentina aceptó los términos del canje, cifra que se compara muy negativamente con el 97% de aceptación lograda, por ejemplo, por Uruguay tres años antes. La inclusión del cupón de PBI pasó inadvertida para los acreedores, quienes le otorgaron un valor inicial de apenas 2 dólares por cada 100 bonos canjeados, lo que no alcanzaba para torcer la sensación de éstos de que la Argentina estaba imponiendo una quita desmedida a quienes habían confiado sus ahorros al país.Finalmente, con el paso del tiempo, el cupón de PBI comenzó a ganar valor a la vez que se convirtió en una pesada carga para el erario: entre 2006 y 2012, la Argentina pagó unos 14.000 millones de dólares para atender los pagos vinculados a este instrumento. Si la Argentina hubiera incluido en el canje de 2005 pagos ciertos por 14.000 millones de dólares a vencer hasta 2012, la quita percibida por los acreedores hubiera caído desde 65% a niveles cercanos al 50%, de modo tal que la aceptación de los tenedores de deuda del canje hubiera sido mucho más elevada y se habrían evitado el pago de los más de 24.000 millones de dólares que aún resta pagar por este instrumento.Que los cupones vinculados al PBI hayan sido diseñados de una manera deficiente para lograr una elevada aceptación del canje y para aliviar la carga financiera de la Argentina no implica que éstos no deban ser pagados o que sus pagos deban ser calculados de manera dudosa...

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