De pasión y buenas propuestas

Cuando al público se lo acostumbra a los grandes espectáculos, a presentar un estilo cautivante de juego, con protagonistas que se salen del molde, es justo que las butacas no alcancen para cubrir la demanda. Barcelona dejó una huella que perdurará por siempre en los días de Pep Guardiola. Con Messi, Xavi, Iniesta, el fútbol estaba garantizado y quien pagaba un abono se deshacía para no perderse ninguna función blaugrana. Hoy, el club catalán transita por una etapa de recambios. Messi es la misma superestrella, pero no tiene el mismo acompañamiento, aunque Neymar y Suárez son futbolistas de elite; tampoco está el mismo entrenador, son los días de Luis Enrique, a quien los éxitos le salvaron el pellejo, más que su propuesta. Por esa razón, los hinchas liberan asientos, no se sienten representados, quizá mal acostumbrados por aquella propuesta que rozaba la perfección. Ni la cantidad de goles provoca que se repitan aquellas asistencias multitudinarias, donde las 99.354 butacas se...